Exfoliar
En el caso del cutis es imprescindible deshacerse de las impurezas y las células muertas. La exfoliación es la mejor forma de cambiar de piel y descubrir nuestra belleza natural atenuando imperfecciones y marcas, y puliendo el cutis.
Mascarilla dulce: el azúcar es su ingrediente principal. Humedece tu rostro bien limpio y agarrá una cucharada de azúcar de grano fino. Frotala un poco en tus manos y después aplicala por el rostro con movimientos circulares, siempre hacia arriba. Es un método muy sencillo y rápido.
Mascarilla sabrosa: agarrá una zanahoria pelada, cortala en pedazos y pásala un poco por la licuadora hasta que se forme una pasta con textura. A continuación, mezclala con un poco de crema hidratante. Aplica la mezcla sobre el rostro y déjala reposar durante 15 minutos. El resultado será una piel renovada y con mayor vitalidad.
Re-hidratación a punto
Si notas que tu piel se empieza a caer a pedacitos, bienvenida a la etapa de la descamación. Es muy común en los meses posteriores al verano y se debe a que ha perdido bastante agua como consecuencia, sobre todo, de la exposición al sol. No sólo las pieles secas deben hidratarse, también las grasas, las mixtas y, por supuesto, las normales.
Una mascarilla hidratante, una vez por semana, te salvará de pasar el invierno con sequedad y tirantez. Para un resultado inmejorable, puedes alternar semanalmente la aplicación de esta mascarilla con la siguiente receta:
Ingredientes:
– Medio pepino.
– Una cucharada de yogur natural.
Introducí ambos en la licuadora y después extendé la mezcla por tu rostro. Dejala actuar por 20 minutos y aclará con agua fría para cerrar los poros. Nada como un poco de tzatziki para que piel esté como nueva
Nutrición a medida
Otra de las tareas pendientes es reponer los nutrientes que la piel ha perdido. Son aquellos elementos que hacen que nuestra piel irradie luz, se muestre tersa y uniforme. Lo mejor para lograrlo, es sin duda una mascarilla nutritiva capaz de devolver estas virtudes a la tez:
Ingredientes:
– Una yema de huevo batida.
– Una cucharada de miel y aceite de oliva.
Mezcla bien los ingredientes hasta obtener una pasta homogénea y aplícala en tu rostro durante 20 minutos. Para finalizar aclara con agua tibia. Si repetís este sencillo ritual de belleza un par de veces por semana, no tardarás en observar los cambios sobre tu piel.
Encendé tu luz
Cuando tu piel ha estado mucho tiempo expuesta a factores atmosféricos como cambios de temperatura, o a productos agresivos, ésta se puede ver deshidratada y apagada. Para estos casos, lo mejor es una ración extra de vitamina C, una de las vitaminas más completas desde el punto de vista de la belleza y la salud. Sus propiedades fundamentales son su poder energizante, antioxidante, regenerante e iluminador, además de poseer la capacidad de reestablecer el equilibrio natural de la piel.
Aplicada como mascarilla natural es perfecta para rostros opacos y deshidratados.
Ingredientes:
– Un zumo de naranja.
– Unas cucharadas de miel.
Hay que remover el preparado y extenderlo por el rostro dejándolo actuar durante diez minutos. Luego, se lo retira con agua tibia.
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