Un hábito no es más que una costumbre, una acción que se repite de forma habitual y que se convierte en una rutina. Para los niños, las rutinas son la forma de tener su día estructurado. Les aporta seguridad al saber cuál es la acción que llega después, por lo que, es esencial que los niños tengan rutinas en su día a día.
Para que una acción se convierta en un hábito, es necesario repetirla de forma constante. Pero cuando se trata de los niños, es necesario que se les enseñe primero para que interioricen dicha acción. De esta forma, podrán realizarla de forma automática en su día a día. Los hábitos como lavarse las manos regularmente, cepillarse los dientes o ser educados con otras personas, son acciones que ayudan al crecimiento y desarrollo de la personalidad de los niños.
Comer de forma saludable
Si acostumbras a tus hijos a comer frutas, verduras y todo tipo de alimentos saludables en su día a día, se convertirá en una rutina. Nunca tendrás que vigilar lo que comen los niños cuando vos no estás cerca. Los pequeños preferirán una fruta antes que algo chatarro, y no hay hábito más saludable que ese.
Su higiene personal
Lavarse las manos frecuentemente, es fundamental para evitar el contagio de muchos virus. Cepillarse los dientes con regularidad, evitará que sufran diversas enfermedades dentales. La higiene personal es esencial, por lo que debe convertirse en un hábito para los niños.
Jugar más
Pero jugar de una forma saludable, en la calle, en el parque y relacionándose con otros niños. Lo que significa dejar de lado los aparatos electrónicos, los teléfonos móviles y las videoconsolas.
Dormir más
Los niños necesitan dormir bien para que su cuerpo y su cerebro se «reseteen» durante la noche. De lo contrario, no podrán hacer frente a todas las obligaciones y tareas que tienen que asimilar cada día.
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