La brecha de género sigue haciendo que las mujeres perdamos oportunidades de mayores ingresos.
Las mujeres pocas veces tenemos tiempo libre y cuando lo tenemos, siempre hay demasiadas cosas por las cuales preocuparnos.
La sociedad nos ha impuesto el rol de trabajadoras, amas de casa y cuidadoras desde tiempos remotos y aún cuando cada vez demostramos que somos tan esenciales como los hombres en la activación económica, seguimos sin obtener las mismas oportunidades.
Dentro de esto, el trabajo doméstico ha sido uno de los temas más importantes a estudiar debido a que no hay una distribución equitativa entre hombres y mujeres del tiempo que se le dedica. Esto, según expertos influye directamente en la participación de las mujeres en actividades remuneradas, así como en las oportunidades de profesionalización y crecimiento personal.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, el trabajo no remunerado es aquel que se realiza sin pago alguno. Contempla principalmente el trabajo doméstico y las labores de cuidado de niños, niñas, personas de la tercera edad, personas con discapacidad y/o personas enfermas (ONU-Mujeres, 2015).
El trabajo doméstico constantemente pasa desapercibido, pero no es para nada algo que debe tomarse como menos.
Según han revelado estudios del INEGI, las labores domésticas y de cuidados en el hogar tuvieron aún una mayor participación en la economía debido a que aumentó el tiempo que los mexicanos pasaron confinados en su hogar durante el inicio de la pandemia.
En 2019 se registró que las mujeres le dedican tres veces más tiempo a esta labor que los hombres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional Sobre el Uso del Tiempo (ENUT), las mujeres de 12 años y más reportaron que dedican 30.8 horas promedio a la semana, mientras que los hombres en el mismo rango de edad registraron 11.6 horas semanales.
Por su parte, InMujeres ha señalado que incluso teniendo un trabajo remunerado, fuera de casa, las mujeres terminan haciendo doble o triples jornadas de trabajo, reduciendo al mínimo su derecho al tiempo libre.
En 2020, INEGI dio a conocer que el valor económico del trabajo doméstico se estimó en 6.4 billones de pesos en el país, monto que equivale a 27.6% del PIB nacional. Con esto, las mujeres aportaron 73.3% del valor económico atribuido a las actividades no remuneradas de los hogares, mientras que los hombres aportaron el 26.7%.
Expertos han afirmado que realizar tareas en el hogar permite un mejor desarrollo de las personas que viven en él pues de ellas depende la crianza, salud y educación, lo que se traduce en crecimiento emocional, físico y social. He ahí la importancia de que tenga un mayor reconocimiento social y monetario.
Las cifras que el Inegi arrojó sobre 2021, revelaron que el trabajo doméstico es una ocupación predominantemente femenina, con 1.9 millones de mujeres de 15 años y más ocupando puestos de trabajo de est índole. Lo preocupante es que el 70% no tienen prestaciones laborales.
Si bien los hombres contribuyen más a las tareas domésticas hoy que hace 100 años, los estudios muestran repetidamente que las mujeres continúan asumiendo la mayoría de estas responsabilidades, incluso cuando también manejan carreras exitosas.
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