Todo sobre los protectores solares para estar lista esta temporad

El protector solar es un elemento de uso diario. Si bien es más común aplicarlo en verano al momento de tomar sol, lo cierto es que los rayos solares no se apagan en ningún momento del año y, por eso, siempre tenemos que aplicarlo. El bloqueador es fundamental para mantener la salud de la epidermis, disminuir los riesgos de cáncer de piel, retrasar los signos de envejecimiento y prevenir manchas.

Al momento de elegír un protector hay que tener en cuenta 3 cosas: el tipo de producto, el factor y la textura.

Bronceador, protector o bloqueador… ¿Son todos lo mismo?

No siempre tenemos claro cuál es la diferencia entre pantalla solar, protector, bloqueador y bronceador, confusiones que nos llevan a elegir el producto incorrecto. El protector solar y pantalla solar son las maneras de mencionar a los productos que tienen ingredientes especiales para absorber las radiaciones UVA, UVB y UVC. El bloqueador se utiliza para productos con muy alta protección FPS de 50 o más. En cambio el bronceador no protege la piel sino que ayuda a concentrar los rayos solares sobre la piel para cambiar su color rápidamente, como los aceites.

Ojo con el factor de protección solar (FPS)

Los protectores solares actúan como pantalla que filtra o refleja las radiaciones ultravioletas. Todos los bloqueadores solares tiene un FPS que indica su índice de protección. La recomendación general es que se utilice, al menos, FPS 15 en el cuerpo y FPS 30 en el rostro. Por supuesto que el número de FPS debe aumentar en la medida que la piel es más clara.

Por otro lado, es importante chequear con qué rayos protege el producto. En general, todos filtran rayos UVB, pero algunos también filtran los rayos UVA. Además, hay algunos resistentes al agua que permanecen en la piel aun cuando esta se moja. Estos son ideales para el verano pleno cuando vamos a la playa o a la pileta.

¿Qué textura elegir?

Podemos encontrar protector en crema, en mouse o en spray. Por supuesto que el tipo de piel indica qué textura elegir. Aquellos a base de aceite son los menos recomendados para pieles con tendencia grasa; en cambio los que son a base de agua se recomiendan para todas las pieles, incluso la de los más chicos. También hay que considerar que la piel del rostro no es igual a la piel del cuerpo. En todos los casos, y sea cual fuere la textura elegida, es importante reforzar la aplicación cada dos horas.