– Dar es darse: hacer cosas por los más necesitados, el servicio es la forma más poderosa del amor y permite la apertura y el crecimiento interior. Además, es un bálsamo para los tiempos difíciles o de prueba.
– Aceptar e incluir: mirarnos desde la incompletud, la imperfección y el error para capitalizarlos como maestros del aprendizaje.
– Reservar un tiempo para la lectura: permite ampliar nuestra mirada personal, profesional y espiritual.
– Tomar consciencia de nuestra propia responsabilidad, de que lo que estamos viviendo ahora es lo que sembramos ayer. Vivir en el presente nos empodera y nos permite enfocarnos en lo esencial.
– Construir contextos positivos y rodearse de personas que tengan miradas similares que trasciendan la victimización, de superación y de posibilidad.
– Trabajar el perdón como ejercicio permanente: es esencialmente para nuestro bienestar y para soltar cualquier tipo de cargas negativas como el rencor o los resentimientos.
– Preparar metas alcanzables en el tiempo: generan automotivación para ir por logros mayores.
– Usar palabras y pensamientos positivos: para el Dalai Lama, “si la mente está ocupada con pensamientos positivos es más difícil que el cuerpo se enferme”.
– Hacer meditación lo más frecuente posible: ayuda a serenar la mente y a abrir el corazón, predisponiendo para accionar en forma efectiva.
– Practicar el agradecimiento: produce conexión profunda con el legítimo otro y contribuye a una mirada positiva y más apreciativa de la vida.
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