Formar una familia, ver a los tuyos crecer felices y apoyarles en sus decisiones es uno de los cometidos más reconfortantes y especiales a los que se puede enfrentar cualquier persona. Pero, a veces, las prisas del día a día hacen que no nos cuidemos todo lo que nos gustaría. Por eso te damos unas cuantas ideas de cosas que puedes hacer desde este mismo momento: ¡toma nota!
Si has llegado hasta aquí, es probable que tengas una familia a la que adoras y a la que quieres cuidar por encima de todo, ¿verdad? Sin duda, la preocupación y el amor de unos padres por sus hijos es incomparable a los de cualquier otro tipo de relación. Por eso, desde Mas juntos queremos proponerte algunos consejos que pueden ayudarte a cuidar de tu familia y de ti mismo.
Y no nos referimos a una serie de cuidados que tengas que dar tú a tu familia, sino a unos hábitos saludables que los adultos debéis adquirir para que así los más pequeños también los adquieran y, de esta forma, os cuidéis unos a otros. Ya sabes que el ejemplo es clave para que tus hijos aprendan, así que es fundamental que lo uses de forma positiva, procurando que observen en ti actos beneficiosos. No se trata de hacer todo por ellos, sino de darles las herramientas que necesitan para tener una vida más plena.
Está claro que hay muchísimos tipos de familias y cada una, en función del estilo de vida de sus miembros, tiene unas necesidades, pero hay algunos consejos generales que pueden beneficiar a muchos y, por supuesto, se pueden adaptar. ¡Toma nota y descubre cómo cuidar a tu familia!
1. Frutas, ¡bienvenidas a casa!
A muchos niños (y adultos también) les cuesta comer fruta por su textura, su sabor o, simplemente, porque les parecen más apetecibles las chocolatinas o las patatas fritas. Sin embargo, es muy importante introducir frutas y verduras para el cuidado de nuestra salud. Lo mejor es comer la fruta entera, pero si a tus hijos les cuesta tomarlas, también puedes optar por preparar algún batido de frutas. Lo más recomendable es mantener toda la pulpa para así mantener todas las propiedades de la fruta. Los zumos naturales son aptos, pero nunca deben sustituir al consumo de frutas enteras, pues en estos se pierde parte de los componentes de la fruta. Y, por supuesto, descarta los zumos envasados, pues son ultraprocesados cargados de azúcares libres nada beneficiosos para la salud. ¡Apuesta por lo natural para ti y para tu familia!
2. Deporte, mejor en familia
Ordenadores, tablets, consolas… Está claro, la infancia de los niños de hoy en día tiene poco que ver con la nuestra. Sin embargo, hay que evitar que lleven una vida sedentaria, haciéndoles adquirir gusto por el deporte. ¿Cómo se hace eso? En primer lugar, tu pareja y tú debéis ser personas activas también, siendo su ejemplo y haciendo del deporte en familia una aventura que realmente les apetezca. Podéis hacer planes divertidos como esquiar o ir la piscina, jugar al fútbol o baloncesto o, simplemente, bailar un rato en casa. Por otro lado, los deportes colectivos donde hagan amigos y se relacionen con personas de su edad son también una gran idea para que se muevan sin sentirse obligados. Además, así ayudarás a prevenir la obesidad infantil en tus pequeños, una de las principales preocupaciones de muchos padres que buscan apoyo de profesionales médicos para combatirla.
3. Fomenta la lectura en tu familia
Cuando hablamos de cuidarte a ti y a tu familia, no solo nos referimos a la alimentación o el deporte. Ejercitar el intelecto para hacer que tengan ideas propias, imaginación y herramientas para afrontar la vida de una forma madura también es un cuidado esencial que debes fomentar. Para ello, enséñales a amar la lectura. Ya sea en forma de libro electrónico o en el clásico papel. Busca un rato al día para que lean, empieza con lecturas más fáciles y accesibles, como Harry Potter o Manolito Gafotas o El pequeño Nicolás y verás como rápidamente se enganchan al placer de leer. En caso de que tus hijos sean muy pequeños, lo mejor es que los adultos adquiráis el hábito de leerles cuentos antes de ir a dormir. Así la lectura formará parte de su vida desde siempre y compartiréis más momentos en familia.
Recuerda que leer nos permite ampliar nuestro mundo, descubrir información sobre temas que nos interesan, viajar a otros lugares o épocas y conocer formas de vida diferentes, por lo que es una actividad muy beneficiosa. Además, también permite desarrollar la atención y las habilidades de comunicación, especialmente en niños.
4. Cocinando de forma más saludable
Como ya hemos explicado, llevar una buena alimentación es un punto esencial para el cuidado de la salud. Lo mejor es que intentes cocinar de la forma más saludable posible. No abuses de rebozados ni empanados, ni cocines mucho en la freidora o con altas dosis de aceite. Tampoco deben ser habituales en el día a día la bollería industrial, los fritos, o las salsas (especialmente mayonesa y derivados), que pueden repercutir en algunos problemas médicos cuando los niños crezcan. Es importante que les animes a llevar una alimentación saludable desde pequeños y les inculques la preocupación por su salud desde sus primeros años de vida.
Así, en lugar de los fritos y la bollería industrial, cocina más a la plancha y al horno, donde los alimentos se cocinen con su propio jugo o junto a verduras. Esto no significa que elimines todo lo demás de la dieta, sino que busques el equilibrio entre unas cosas y otras. Aquí te dejamos algunos consejos que pueden serte muy útiles para conseguirlo:
- Elaborad una lista de la compra dando siempre prioridad a la comida sana (verduras, frutas, legumbres, carne, pescado…)
- Id a la compra siempre con la lista para comprar de forma más consciente y evitar los productos poco saludables
- Organizad la compra en familia para que todos los miembros estén involucrados en esta tarea del hogar
- Planificad el menú de todos los días de la semana en familia, por ejemplo, los domingos. Así os organizaréis mucho mejor y
- Cocinad en familia siempre que podáis para que sea más divertido, también podéis dejar preparadas muchos de los alimentos que tomaréis durante la semana en un solo día. Este método se llama batchcooking y es muy efectivo para comer mejor.
- Dejad los caprichos para cuando salgáis a comer a algún restaurante, así tendréis menos alimentos poco saludables a vuestro alcance y la tentación será menor.
Y otro consejo: descubrid juntos las gastronomías de otros países, ya que no solo disfrutaréis de nuevos sabores y texturas sino que aprenderéis de otras culturas y ampliaréis vuestra visión del mundo.
Además, según un informe de la Universidad Complutense de Madrid, titulado Comer en familia: una costumbre saludable y gratificante escrito por Beatriz Beltrán de Miguel y Carmen Cuadrado Vives del departamento de Nutrición y Bromatología: “Los estudios empiezan a marcar la posible asociación entre la frecuencia de las comidas en familia y el mantenimiento de un peso corporal saludable lo que le da una especial importancia en la prevención de la obesidad. En este sentido, la promoción de las comidas en familia y compartidas se considera ya una estrategia de salud pública que requiere la puesta en marcha de acciones específicas de prevención dirigidas a incrementar la frecuencia y a mejorar la calidad de las comidas familiares.“
5. Menos tele y más conversación
El hecho de que vivas con otras personas o que comáis y cenéis juntos no significa que os conozcáis en profundidad si no hay un esfuerzo por ambas partes. Es decir, es fundamental entablar conversaciones trascendentales con tu familia, preguntarles qué tal están, interesarte por sus sentimientos, asegurarte que se sienten bien y ayudarles cuando les preocupe algo. ¡Y también al revés! Una buena idea para ello es, por ejemplo, comer y cenar con la tele apagada, de forma que podáis hablaros los unos a los otros de cómo ha ido vuestro día. Además, así prestaréis mucha más atención al acto de comer y también a lo que dice cada uno de los miembros de la familia que estén en la mesa. Escuchar y prestar atención también es una forma de cuidado hacia nuestros seres queridos.
6. Escapadas en familia
Acostúmbrate a hacer escapadas con tu familia siempre que puedas. Pasar unos días en la playa, en algún otro país o, simplemente, en alguna ciudad cercana un fin de semana os ayudará a estrechar lazos y sentiros más unidos. Este tipo de viajes son perfectos para conocer lugares diferentes y ampliar horizontes, por lo que son especialmente beneficiosos para los más pequeños. Nada como viajar para vivir experiencias y aprender de la vida. No obstante, tampoco te olvides de los viajes de pareja, ya que pueden ser una muy buena forma de cuidar de vuestra relación y reforzarla. Es muy saludable que también reservéis un tiempo exclusivo para estar a solas, ya que el cuidado de la pareja repercute de forma directa en la familia.
7. Positividad, la clave del éxito
Otra cosa en lo que tanto tú como tu familia debéis esforzaros es en ver el vaso siempre medio lleno. La positividad es algo que se transmite, y recordemos que los niños son como esponjas, así que aprenderán a afrontar la vida de forma parecida a lo que vean en casa. Si quieres que crezcan felices y seguros de sí mismos, prueba a transmitirles alegría y a manejar con optimismo los problemas que vayan surgiendo en su vida. No se trata de ignorar las emociones negativas, sino de tener una actitud positiva ante los sucesos y comprender no tiene tanta importancia lo que nos pasa sino cómo lo afrontamos. Aquí tienes algunas grandes frases del cine que seguro le encanta que le digas. ¡Aprended una nueva cada semana y no os olvidéis de ellas!
8. Pequeños hábitos saludables
Para llevar una vida más sana, probablemente no hace falta cambiar drásticamente vuestro modo de vida. Empieza por pequeñas acciones como las que te proponemos a continuación:
- Hacer la cama todas las mañanas
- Dar un paseo por la tarde
- Subir por las escaleras en vez de coger el ascensor
- Mantener la casa recogida
- Andar con la espalda erguida
- Sustituir la sal por especias
- Comer y beber de forma consciente, prestando atención
- Respirar todas las noches profundamente antes de dormir
- Dejar el teléfono móvil cuando pases tiempo con tus familiares
Son pequeños cambios pero marcarán una gran diferencia y al ser sencillos no os costará tanto incluirlos en vuestras rutinas.
9. Abrazar a tus familiares y ser cariñoso
Está probado que los abrazos ayudan a disminuir la ansiedad y, no cabe duda, que también nos hacen sentir muy bien. No te olvides de dar un gran abrazo cada día a tu familia. Algunos niños (y también muchos adultos) son poco amigos de los besuqueos y abrazos pero, aunque no te lo digan, seguro que agradecen tus muestras de cariño. Por supuesto, no hablamos de agobiar a los demás con abrazos, sino de mostrar lo que sientes, especialmente en esos momentos en los que la otra persona te necesita. Se trata de conocer bien a nuestros seres queridos y demostrarle que estamos ahí, quizá uno de tus hijos necesita un abrazo y tu hermana, simplemente, que la escuches con atención. ¡El cariño puede mostrarse de muchas formas!
También queremos que recuerdes que tan importante es ayudar y querer a los demás como dejarse querer y ayudar. Todos necesitamos cariño por parte de aquellos a quienes queremos, así que no te limites a dar y permítete recibir ese cariño cuando lo necesites.
10. Aprendiendo cada día
¿Sabes el dicho de “nunca te acostarás sin aprender nada nuevo”? ¡Pues hazlo real! Aprended algo juntos cada día. No dejes que el colegio o el instituto sea la única ventana al mundo de tus hijos. Retáos a que cada día un miembro de la familia debe explicar algo nuevo que haya aprendido al resto. Así conseguirás que tus hijos (y también tu pareja y tú) aprendáis cosas nuevas de forma divertida. El qué lo dejamos a vuestra elección, pero un buen consejo es dejar que cada uno investigue y descubra cosas nuevas de temas que le interesen y le gusten mucho, porque así disfrutaréis más y también se notará cuando la persona tenga que contárselo al resto. Esto también ayudará a aumentar la confianza en uno mismo de los tuyos y su curiosidad. Además, es una forma muy efectiva de aportar un toque diferente a cada día y, de esta forma, huir de la temida rutina.
11. Cenas ligeras en familia
Por último, te aconsejamos ser implacable en este punto. Las cenas deben ser ligeras para favorecer un buen sueño y evitar el sobrepeso. Obviamente, no pasa nada si nos damos un capricho de vez en cuando y cenamos una pizza o una hamburguesa, pero es mejor dejar ese tipo de platos para la comida o para ocasiones especiales.
En la cena es mucho más saludable tomar una ensalada, algo de verdura o fruta, un poco de pescado, una tortilla francesa o algo de pollo o pavo a la plancha. Puede que no sea tan divertido como unas patatas fritas, pero es clave para que la calidad de vuestro sueño sea mayor.
También es importante establecer un horario que os deje margen de, al menos, una hora entre la cena y la hora de ir a dormir. Además, si las cenas pueden ser en familia, mucho mejor, ya que terminar el día con las personas que quieres y compartir cómo ha ido la jornada puede ser muy terapéutico. Seguro que notáis la diferencia.
12. Organización de tareas del hogar
Sí, en una casa hay una larga de lista de tareas por hacer. Para que reine la armonía y el bienestar de todos los miembros de la familia sea mayor, la organización es fundamental. No importa de cuántos miembros sea la familia y si hay niños o no, lo importante es que todos tengáis claras las tareas que hay que hacer y cuáles desempeña cada uno y en qué momento. Lo más sencillo es que cada miembro de la familia haga lo que más le guste o menos pereza le dé y si hay alguna tarea que a nadie le apetece mucho, lo más recomendable es que os turnéis. Una forma de que todos lo tengáis claro es crear un calendario específico, ya sea físico o digital. Seguro que notáis la diferencia y conseguís que vuestra casa se convierta en un verdadero hogar.
¿Qué te parecen estos consejos? Como ves, cuidar de tu familia y de ti no es complicado, se trata de apostar por hábitos saludables y actividades enriquecedoras para vosotros. Cuidados que están a tu alcance y que pueden mejorar vuestro día a día notablemente. Al final, se trata de un estilo de vida en el que todos os convertiréis en cuidadores de todos, ya que cada miembro de la familia aportará algo a los demás.