Si bien hay que usarlos durante todo el año para protegernos del viento, la luz extrema y los rayos nocivos, el verano es la estación en la que se vuelven imprescindibles. Los anteojos de sol deben incorporarse de la misma manera que una rutina diaria de cuidado de la piel.
La elección no siempre es fácil. El problema surge cuando el formato que más nos gusta no se adapta bien a nuestra cara o cuando elegimos un modelo básico para que nos dure eternamente pero no es nuestro preferido. A no desesperar. Una mini guía puede ayudarte en la tarea (no siempre grata) de elección, para que no te frustres y encuentres el modelo que te hacer sentir más linda.
Color
Es una de las apuestas fuertes. Si hay un lugar en el que podemos desplegar nuestra capacidad lúdica, es en los accesorios. ¿Formatos? mariposa, rombo, redondos o rectangulares: el que mejor se adapte. La premisa es combinar el tono del marco y el del cristal sin creer que por eso no podrán convertirse en un básico.
Apliques
¿Un moño y strass? Sí. La idea es abandonar un poco los modelos más tradicionales y jugar a mezclar los elementos: marco, cristal y formato. Aquí, más es más.
Funcionales
Si no querés abandonar el negro, podés optar por un modelo que te resuelva todo y tenga una vuelta de tuerca. Los laterales cubiertos o las patillas trabajadas son una opción. Si encontraste que el formato cat eye es el tuyo y querés conservarlo, sumá algún color que te divierta y llevalo con todo.
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