Las consecuencias de arrancarse las canas

La aparición de las primeras canas marca una nueva etapa en la vida. El proceso natural de envejecimiento capilar se pone en marcha. Cuantos más años cumplimos, las células producen menos melatonina, el pigmento responsable, entre otras cosas, de la coloración. Al igual que con la calvicie, las canas comienza sobre la corona de la cabeza y las sienes para luego extenderse por todo el cuero cabelludo. Hay varios mitos al respecto: uno de los más populares es que por cada cana arrancada, salen 10 más.

Pero es momento de desmentir estas fantasías. El folículo piloso no puede contener más que un cabello, así que arrancarlo no producirá su proliferación. Sin embargo, las canas no vienen nunca de a una. Una vez que se instalan, son irreversibles. Progresivamente, el pelo se salpica de cabellos plateados.

Las consecuencias impensadas
Arrancarse las primeras canas no es una buena solución. En principio, porque no es permanente. La células no producen pigmentos. Habrá luego otra cana que crecerá en su lugar.

Arrancar ese pelo recalcitrante juega en contra del ciclo de renovación. El cuero cabelludo sufre una verdadera agresión. El folículo piloso (la cavidad dentro de la que el cabello nace) se agranda. Para protegerse, dispara un mecanismo de defensa que consiste en segregar sebo en mayor cantidad. Por otra parte, esta agresión tiene un efecto sobre la textura del cabello que vuelve a crecer, esta vez más grueso, más fuerte y por lo tanto más visible que antes.

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