Vigorexia, la práctica de deporte que se convierte en una obsesión


Qué es la vigorexia y qué hacer al respecto


¿Qué es?

Literalmente, el término se refiere al deseo de aumentar el volumen de masa muscular. Esta afección es más común en personas que participan disciplinas como el culturismo o el levantamiento de pesas. Sin embargo, normalmente la vigorexia no viene sola, ya que suele ir acompañada de dismorfofobia muscular. Este síndrome se caracteriza por una obsesión con un defecto físico imaginario. La persona que lo padece percibe este defecto de una manera totalmente desproporcionada.

En la práctica, una persona vigoréxica estará obsesionada con su cuerpo y hará todo lo posible para lograr el cuerpo perfecto con el que sueña, y para ello practicará deporte de forma intensiva, excesiva y obsesiva. Esto puede tener implicaciones significativas para la salud, ya que a menudo consumen anabólicos esteroides y proteínas para ganar masa muscular, además de llevar una dieta estricta y muy restrictiva.

¿Cuáles son los trastornos y síntomas asociados?

Es querer moldear tu cuerpo a toda costa, sin cesar, con el único objetivo de obtener un cuerpo perfecto. Es una verdadera obsesión. También es una patología que afecta la autoestima. A diario, tiene muchas repercusiones en la vida privada y profesional.

Un persona vigoréxica a menudo tiene una imagen distorsionada de sí mismo. Sufre de pensamientos destructivos y puede comportarse de manera desproporcionada. Esto a menudo genera aislamiento creado por la pérdida de vida social.

Como regla general, una persona con vigorexia sacrifica todo por su actividad deportiva, como para llenar un vacío. Además, este trastorno también es sinónimo de irritabilidad cuando la persona no puede hacer todos los ejercicios físicos que necesita.

¿Qué hacer?

La vigorexia es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Puede darse en cualquier persona, ya sea hombre o mujer. Como medida preventiva, es importante que los entrenadores que trabajan en entornos deportivos sean conscientes de esta condición. Fuera de este marco, hay que tener en cuenta que la vigorexia se puede curar acudiendo a un psicólogo.

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