De la naranja, el cítrico del invierno por excelencia, se ha dicho de todo: desde que es un irritante de la mucosa intestinal hasta que puede provocar náuseas, gases, pesadez e incluso diarrea. Sin embargo, como ocurre con todas las frutas, su consumo nos reporta grandes beneficios
Pero aunque las propiedades saludables de las frutas están más que probadas, hay que tener en cuenta que no es lo mismo comerse una naranja que beber un zumo de naranja.
“El jugo de naranja no es un alimento tan saludable como parece”, explica a Insider el doctor Scott Kahan, director del Centro Nacional para el Peso y el Bienestar, en Washington D. C., Estados Unidos.
Las personas con diabetes, por ejemplo, deben tener especial cuidado y evitar consumir zumo de naranja en exceso ya que las bebidas azucaradas pueden aumentar el nivel de azúcar en la sangre; “y con el tiempo, apunta el experto, los picos de azúcar en sangre pueden provocar afecciones peligrosas como enfermedades cardíacas y renales, incluso en personas sin diabetes”.
Engorda más y supera el azúcar de un refresco
El ‘problema’ viene porque cuando exprimimos una naranja, el zumo queda “condensado” y contiene casi tanto azúcar como un vaso de cola, lo que puede provocar picos de azúcar en la sangre y aumento de peso.
En este sentido, la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) advierte de los riesgos que entraña la tendencia al aumento en el consumo de zumos de fruta, especialmente en niños, lo que implica una disminución en el consumo de fruta fresca. Además, recuerdan que un zumo de frutas no equivale a una ración de fruta.
Aunque el zumo de frutas “no es malo, ni venenoso, ni cancerígeno, ni corrosivo”, aclara el dietista-nutricionista Juan Revenga, “no se le debe trasladar las ventajas que se le trasladan habitualmente a la fruta”.
El sobrepeso-obesidad y el riesgo de caries están entre los efectos perjudiciales que puede ocasionar un consumo excesivo de zumo de naranja, y las evidencias señalan que estos daños están provocados por los azúcares de los zumos de fruta.
El consumo de zumos supone un aporte de vitaminas C y A o carotenos y, que son fuente de antioxidantes como el betacaroteno y de minerales como el potasio o el hierro. Pero por la gran cantidad de azúcar que contienen, los zumos de frutas naturales “se pueden llegar a equiparar a los refrescos”, asegura la nutricionista Patricia Nevot, del gabinete de Júlia Farré.
Esto es así porque, aunque sea recién exprimida, los azúcares presentes en el zumo de fruta se consideran “azúcares libres”, sospechosos de estar implicados en patologías crónicas. “Mientras que el azúcar obtenido en un zumo queda libre, si consumimos la fruta entera su fibra hace de ‘malla de retención’ del azúcar logrando que el organismo no lo absorba tan rápidamente”, explica Nevot. Pero cuando se hace un zumo exprimido se rompe esa malla provocando que nuestro cuerpo pueda absorber ese azúcar tan rápido como sucede con un refresco. De ahí que se aliente el consumo de fruta fresca, pero no el de zumos de fruta, ya sean caseros o comerciales.
Otros estudios han probado que tomar más de una bebida azucarada al día -incluido el zumo natural- se asocia a más riesgo de cáncer. Según publicó El Español, esta investigación demuestra que las asociación con el cáncer es tan fuerte en el caso del zumo de naranja natural como en los refrescos azucarados, aunque en este último caso su consumo se asocia no sólo al riesgo de cáncer en general sino también específicamente al de cáncer de mama.
Apenas contiene fibra
Por su parte, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) recomienda que el consumo de fruta sea preferentemente entera, por su aporte en fibra. Los expertos consideran que el menor contenido de fibra de los zumos de fruta respecto de las frutas resulta “muy relevante” si se tiene en cuenta la ya de por sí baja ingesta de fibra por parte de la población española.
Un ejemplo lo encontramos en la naranja: 100 gramos de naranja aportan 2,4 gramos de fibra, mientras que 100 gramos de zumo de naranja aportan tan sólo 0,1 gramos de fibra.
El consumo de fibra en España está por debajo de lo recomendado, unos 18,3 gramos/día. Una cifra que se aleja de las recomendaciones de la SENC y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomiendan superar los 25 gramos al día, y lejos también de las recomendaciones del Institute of Medicine de Estados Unidos, que recomiendan una ingesta de fibra para adultos de 25 g en mujeres y 38 g en hombres.
Puede ser perjudicial si…
“Es mejor tomar por la mañana las frutas que contienen más azúcares y dan más energía como el plátano, las cerezas o los higos; y es más recomendable consumir por la noche las que tienen menos azúcar y más cantidad de agua y, por tanto, son más ligeras como la naranja, la sandía o la piña. También hay que pensar que hay frutas que ayudan a digerir las proteínas como la piña o la papaya” concluye la doctora Montse Folch, especialista en Nutrición y Dietética del Centro Médico Teknon.
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