Casi sin darnos cuenta o a medida que el tiempo avanza, puede suceder que el pelo empiece a verse mucho más débil, finito, resquebrajado o que no haya manera de liberarse del frizz. El primer paso es determinar la causa del debilitamiento. Si no es un tema cosmético, el dermatólogo podrá hacer el mejor diagnóstico. De todas maneras, la recomendación es realizar un tratamiento integral.
Hoy existe una gran batería de productos que apuntan a revitalizar y mejorar las fibras. Las ampollas, baños de crema y brumas cumplen esta función. Le agregarán vitaminas y otros nutrientes al pelo desgastado y que perdió parte de sus elementos constitutivos.
Otra alternativa es utilizar una loción recuperadora capilar. Una fórmula con ortiga, romero, bardana y quina ayudará a estimular la circulación, a nutrir y oxigenar los capilares sanguíneos, las raíces y las fibras. Estas opciones deben aplicarse todos los días sobre el cuero cabelludo y el largo.
Con respecto al bótox capilar y la queratina, dos alternativas que se realizan en las peluquerías y que tienen muchas seguidoras, estas opciones no son reparadoras y por lo tanto, no están recomendadas en este caso. Sellan las cutículas, pero no las reconstruyen. Además, afinan levemente las fibras.
También es importante seguir una alimentación equilibrada en proteínas, vitaminas y minerales. Las dietas drásticas para bajar de peso perjudican al pelo y la piel. El cabello es una proteína que necesita de aminoácidos, vitaminas, minerales y oligoelementos. Seguir la famosa regla de los dos litros de agua diarios, otra gran ayuda.
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