Belleza new age: decile SI a las disciplinas alternativas

Yoga, meditación, ayurveda o naturopatía… Si ya practicás alguna de estas disciplinas de la new age, genial: aprovechalas y sacales partido para palear la cuarentena. Si todavía no, este es el mejor momento para comenzar. Las redes están plagadas de aplicaciones y tutoriales de distintas disciplinas y para diferentes niveles, desde principiantes hasta avanzados. Sólo es cuestión de proponértelo y comenzar.

Yoga. Es una fuente de beneficios contra el envejecimiento ya que moviliza las articulaciones, mejora la flexibilidad y tonifica los músculos. Su práctica re-equilibra las hormonas y alivia las tensiones (que se terminan marcando la cara). Puede reducir ciertos síntomas de la menopausia, como los calores, y aporta energía. Esta disciplina promueve una mejor salud física, psíquica y emocional, y a menudo proporciona una piel más bonita ya que el trabajo con la respiración aumenta las funciones de autolimpieza del cuerpo y los procesos de eliminación de toxinas. ¿El resultado? La piel se purifica.

Meditación.
El estrés hace estragos en el organismo y está comprobado que meditar repara lo que el estrés destruye en el cuerpo. Un estudio publicado en la revista científica “Psiconeuroendocrinología” en junio de 2011, ha comprobado sus beneficios a la hora de frenar el envejecimiento. En el mismo se demostró que la meditación activa la secreción de telomerasa, una enzima que evita el desgaste de los telómeros, al final de nuestros cromosomas (lo que promovería la longevidad). Los especialistas recomiendan meditar de diez a quince minutos al día.

Naturopatía. Una alimentación inadecuada provoca falta de sueño y exceso estrés, y fomenta que el cuerpo produzca metabolitos, residuos y radicales libres. Así, nuestras defensas son entonces insuficientes para luchar contra este proceso inflamatorio que genera envejecimiento prematuro. Para mantener una epidermis tonificada necesitamos ácidos grasos esenciales y vitaminas. La clave está en comer variado y colorido. Por ejemplo, alimentos “amigables” para nuestras células de la piel: vegetales de hoja y frutas (sobre todo, los ricos en vitamina C, esencial para estimular la proliferación de fibroblastos); también semillas, nueces, palta (fuentes de vitamina E, antiaging por excelencia), y mango, calabaza, zanahorias y espinacas (con alto contenido de vitamina A, que regula los melanocitos y aumenta el producción de colágeno y elastina). Y, por supuesto, también consumir cúrcuma, un potente antioxidante (que mezclado con pimienta negra se transforma en una “bomba” antienvejecimiento). Otros superalimentos infalibles son el ajo (que promueve la microcirculación sanguínea), la remolacha (para una mejor oxigenación) y el brócoli, repollo y pepino, ricos en azufre.

Ayurveda. Sin ser expertas, de sus principios básicos podemos adoptar una rutina muy saludable y rejuvenecedora. En primer lugar, poner diariamente en práctica tres actividades fundamentales del Ayurveda (y convertirlas en hábitos de vida): hacer ejercicio, tener coherencia de corazón y meditar. Otro punto importante es acostarse antes de las 23 horas -tiempo en que la piel comienza su proceso de regeneración-, luego de beber una taza de té de hierbas depurativas. Programar tres sesiones de yoga o deportes suaves a la semana. Y finalmente mimarnos con un masaje; en este momento en el que no podemos salir a que nos hagan un masaje ayurvédico, es tiempo de aprender a realizarnos un automasaje facial. Hay muchas opciones en YouTube. El amasado profundo de los músculos de la cara ayuda para mantener la piel firme: estimula el drenaje, lo que promueve la oxigenación de las células y le aporta brillo a la piel.

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