Bayern Munich debió transpirar un poco más de la cuenta pero se quedó con la final de la UEFA Champions League en Lisboa frente a PSG por 1-0 con gol de Kingsley Coman. Sí. Un francés fue el verdugo del equipo galo y por si fuera poco, el extremo cumplió con la ley del ex y dejó con las manos vacías al club que lo hizo debutar como profesional en 2013.
El delantero debutó ante el Sochaux hace siete años con el club parisino y allí jugó hasta 2015 y ganó cuatro títulos. Posteriormente siguió su carrera en la Juventus y allí se metió otros tres trofeos en su palmarés.
Si bien en La Vecchia Signora no tuvo el nivel esperado y ni siquiera jugó una gran cantidad de encuentros (apenas 15), en la temporada 2015/16, otro gigante europeo puso los ojos en él para no soltarlo por un buen tiempo: el Bayern Munich.
El francés fue de menor a mayor y su rendimiento lo llevó a asentarse incluso no sólo en el equipo teutón, sino también en su seleccionado. En 2018 ganó el Mundial de Rusia con tan sólo 22 años.
Pasó muy poco tiempo para que Coman logre lo que todo club europeo ansía: ganar la Champions y siendo el gran héroe en el Estadio Da Luz; convirtió el único gol de la final y cumplió la inexorable “Ley del Ex”.
El extremo galo era suplente y por estrategia pura de Hans Flick, le dio la titularidad en lugar de Perisic y lo pagó con creces, con el testazo más importante de su carrera, que fue al palo izquierdo de Navas para que los Bávaros se borden una estrella más en su escudo.
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