Los dirigentes de los clubes brasileños tienen poca paciencia y ante varios resultados negativos toman cartas en el asunto. Así fue el caso de Botafogo, que echó a Ramón Díaz a menos de un mes de haber asumido.
El conjunto de Río de Janeiro está en zona de descenso en el Brasileirao y hace nueve partidos que no gana. La última vez que sumó de a tres fue el 11 de octubre como visitante por 2-1 ante Recife.
Lo insólito es que el riojano nunca pudo sentarse en el banco de suplentes oficialmente. El ahora extécnico del elenco carioca estaba recuperándose de una operación en la garganta, pidió tiempo para ponerse a punto, pero los resultados apremiaron y lo despidieron.
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