Es 20 de septiembre de 1931. A partir de las 10 se congregan alrededor de 50 mil personas para presenciar el primer Superclásico de la era profesional entre el local y su vecino, River, por la 17ª jornada del Campeonato Argentino de Football.
A los 16 minutos del primer tiempo, Carlos Peucelle adelanta al Millonario tras un fuerte disparo desde la derecha que vulnera el arco de Boca. Hasta ese momento, el partido transcurría normalmente, con un River más superior en el juego al Xeneize.
A los 28 minutos, el árbitro cobró penal a favor de Boca, que Varallo convertiría en gol. Los de River comenzaron a protestar efusivamente, y el juez central comenzó a alegar que los jugadores Millonarios le estaban dando puntapiés. Como respuesta a esto el árbitro expulsó a Balvidares, Pedro Lago y Camilo Antonio Bonelli, y se dirigió al vestuario suspendiendo el partido.
Todos le pidieron que se reanudara el juego pero sin público, la única condición del árbitro: que los tres expulsados se vallan del estadio. Ante la negativa, los jugadores terminaron presos, y unos días más tarde, el Tribunal de Honor le dio el partido ganado a Boca por 1-0.
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