Todos los flashes están en las lesiones de Eduardo Salvio y Wanchope Ábila; sin embargo, la noticia más relevante es que Boca está entre los cuatro mejores, una vez más.

Es la undécima oportunidad que el Xeneize se mete en esta fase. Sin jugar bien, sin convencer, haciendo diferencia en las individualidades, donde radica hasta donde llega Boca. Alfaro es esto.

Con algunos funcionamientos buenos, le alcanzó para superar etapas. Lo de la semana pasada en Liga -lo de ayer fue muy malo- lo del partido en Curitiba, que si bien la pasó mal en la fase de grupos, después se acomodó y terminó mejor parado.

Boca no genera ser confiable o seguro. Mientras Alfaro habla de la estadística, de lo que él hubiese firmado en enero -algo que dijo ayer en la conferencia- creo que se está victimizando un poco y no entiendo por qué.

Alfaro tiene una virtud, que es reconocer cuando el equipo tiene que mejorar. Tiene que hacer hincapié en eso. El equipo no seduce ni contagia, aunque tiene excepciones como el otro día en Liga, con San Lorenzo, en Curitiba.

Pero vas a los números y son tremendos: desde la valla del arquero, las pocas derrotas. Tiene cosas de Alfaro; cuando fuiste a buscarlo, sabias que esto iba a ser Boca. Te puede gustar o no, yo no recuerdo un equipo vistoso de Alfaro. Alfaro es esto.

Boca quería recuperarse rápido. Bueno, está en semifinales. Ahora tiene que llegar a la final para igualar lo del año pasado, y para superarlo, ganarla. Un escenario con River sería complicado si mentalmente no se puede afrontar.

Tiene que mejorar. Para levantar la Copa en Chile, va a tener que mejorar mucho, y cruzarse con River es un gran desafío que tiene el grupo.

En esta nota: