El 8 de abril de 2001 no iba a ser una noche más para Juan Román Riquelme. Tampoco lo iba a ser para el presidente de Boca en aquel entonces, Mauricio Macri.
En esa fecha se jugaba el Superclásico en La Bombonera y el clima entre el 10 y el mandamás no era el mejor. El jugador había manifestado su deseo de ser transferido al fútbol europeo, pero el pope hizo oídos sordos al pedido del hoy vice Xeneize.
Riquelme tuvo la suerte de su lado aquella noche en La Boca y convirtió un gol tras haber errado un penal. Posteriormente, fue corriendo hacia el palco presidencial y ante une estadio repleto se paró frente a Macri con una mano en cada oreja bajo un ensordecedor grito a favor del mediocampista.
A los meses, Román fue transferido al Barcelona y su festejo fue tomado por varios jugadores en todos los continentes.
23 años más tarde, el ex 10 está del lado dirigencial. ¿Cómo se tomaría que un jugador del actual plantel le haga un “Topo Gigio”?
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