El Matador consiguió 21 Grand Slams antes que nadie y es, sin dudas, el hombre del momento.

Rafael Nadal es el Rey del mundo tenístico entre los hombres. Tras la conquista del Abierto de Australia, el pasado domingo, ante Daniil Medvedev en la final, llegó a las 21 conquistas en Majors. Nunca nadie, jamás, alcanzó ese número en Grand Slams. Si había alguna duda, desde el domingo y hasta nuevo aviso, el español demostró ser el más grande de todos los tiempos, por encima de Roger Federer y Novak Djokovic.

Lo de Nadal en Australia asombra e impresiona. Primero, por la edad a la que lo consiguió. Segundo, por haber vuelto de una lesión prácticamente imposible y estar a la vanguardia del tenis moderno, donde la velocidad y la exactitud en la coordinación física y mental parecen abrumadoras para una persona con su edad y su estado físico, tras 20 años en el Tour profesional. Y tercero, por haber remontado una historia que parecía imposible para el 99% de los Top 100, menos para él, que siempre tiene una marcha más con el asunto totalmente inclinado hacia el otro lado de la red.

Nadal es sinónimo de perseverancia, de resiliencia, de garra y de corazón. Perdió en todos los aspectos porcentuales con Medvedev. Las estadísticas no lo acompañaron en todo el match, y así y todo, lo dio vuelta y lo ganó, jugando un tenis increíble contra todo pronóstico y mismo ante sus fantasmas, tan presentes durante los dos primeros parciales.

El mejor competidor de todos los tiempos lo ha demostrado una vez más. Y esta vez, para superar a Djokovic y a Federer en números, además de opiniones personales para los amantes del tenis. Seguramente no será el último y quizás alguien en el futuro lo supere, pero no caben dudas que, hasta nuevo aviso, Rafael Nadal es el mejor de todos tiempos en el tenis masculino.