El suizo se presentó en Boston y recibió el cariño de la gente, que ansía con su pronta vuelta a las canchas.

Lo más emotivo del fin de semana de Boston no fue la pliza de Europa sobre el Resto del Mundo. Lo más trascendente en los tres días de competencia se dio fuera de la cancha, en las gradas, donde un invitado estelar estuvo presente para alentar a los suyos. Roger Federer pasó por la ciudad estadounidense y recibió la ovación de la gente, en el ùnto cúlmine de la competencia de tres días.

El suizo se presentó como espectador, lejos de ser parte del show dentro del court como acostumbró en las pasadas ediciones. Con unos bastones que lo ayudan a caminar en su plena recuperación tras la cirugía de rodilla a la que se sometió tras Wimbeldon, el ex número uno del mundo visitó Boston y fue ovacionado por el público, que ansía con su pronta vuelta al Tour.

Esta fue la primera edición en la que Federer no formó parte del equipo europeo. En las anteriores, fue el líder y mentor del mismo, hecho que llevó a Europa a quedarse con agónicas definiciones para sus primeros tres campeonatos.