Schwartzman derrotó en sets corridos a Nadal en Roma y se metió en las semifinales por segundo año consecutivo. Es el primer triunfo del argentino sobre el español en diez encuentros entre sí.

Las rachas están para ser rotas. Alguna vez, el maleficio se quiebra y la explosión de alegría puede ser eterna. Y quizás estas sensaciones estén sucediendo en el cuerpo de Diego Schwartzman en estos momentos, ya que en Roma, en el Masters 1000 de la capital italiana, el argentino venció por 6-2 y 7-5 a Rafael Nadal en los cuartos de final y se clasificó entre los mejores cuatro del evento por segundo año consecutivo.

El Peque, quien venía de un flojo andar a pesar de las victorias, hoy fue una fiera desde el primero hasta el último de los puntos. Nadal pareció sentir de a ratos un cansancio que no lo caracteriza y todo ello fui mérito de un Schwartzman que estuvo más activo que nunca desde el minuto cero. Palos de drive, contras de revés, drops exquisitos, hasta voleas increíbles formaron parte del repertorio que el porteño utilizó ante el mallorquín en el estadio principal del Foro Itálico para vencerlo en sets corridos, en dos horas y cuatro minutos de juego, y así meterse en las semifinales del torneo.

Para el Peque, la victoria significó la primera en su carrera ante el de Manacor, quien se había impuesto en los nueve choques previos. Según sus propias palabras post encuentro, Schwartzman confesó: “En varios de los partidos anteriores sentí que había jugado muy bien ante Rafa y nunca había podido derrotarlo, pero esta vez se me dio. Si bien no son las condiciones normales a las que estamos acostumbrados, sin público y tras un parate que pareció eterno, siento una gran alegría por el pase a las semifinales”.

Así, el argentino, quien en la pasada edición cayó en la misma instancia ante el serbio Novak Djokovic, ahora se jugará una oportunidad clave de acceder a la final ante el canadiense Denis Shapovalov. El octavo contra el doce del torneo, en un duelo épico, que representará el primer duelo entre ambos en el Tour de la ATP. Ganar significará la primera final del argentino en un evento de Masters 1000, mientras que para el canadiense significará la segunda, tras al conseguida el pasado fin de año en París Bercy, al final de la temporada, donde cayó ante el serbio Novak Djokovic.