El ex tenista argentino, quien fuera Top 15 mundial a finales de los ochenta, declaró en un mano a mano con La Nación que su padre lo maltrató psicológica y físicamente, además de estafarlo en la materia económica.

Los fanáticos actuales del tenis suelen no tener una memoria previo a los años donde aparecieron los monstruos que hoy lideran el Tour, caso Roger Federer, Rafael Nadal o Novak Djokovic. Pero previo a ellos existieron una gran cantidad de jugadores sudamericanos, y sobre todo argentinos que invadieron el Tour y gran parte de ese comienzo invasivo se debió al gran desempeño que demostró en el Tour de Juniors y en el profesionalismo el tandilense Guillermo Pérez Roldán en la década de los ochenta.

Derecho y con el revés a una mano, Rocky, como lo apodaron los medios argentinos de la época, fue el primer campeón de este país en la modalidad Junior de Roland Garros, hecho que repitió en dos ediciones, las de 1986 y 1987. A partir de allí, y con la arcilla como superficie predilecta, construyó una gran carrera, hasta que un par de lesiones en la mano le impidió poder continuar en la elite de manera continua y poco a poco se alejó de los primeros planos del tenis. No obstante, la huella que dejó, junto con Alberto Luli Mancini y Martín Jaite, por citar algunos ejemplos contemporáneos, fue clave para el surgimiento de la Legión Argentina un par de años después.

Pero en esta ocasión, lo que trae a la actualidad al jugador de Tandil no es justamente un hecho que lleva con orgullo, sino todo lo contrario, y es un silencio que guardó durante varios años hasta que no pudo más y explotó para contar su verdad. En una nota exclusiva con el medio argentino La Nación, el hoy padre de tres hijos confesó que su padre, Raúl, lo maltrató físicamente y psicológicamente durante su carrera y que luego del retiro, lo estafó económicamente con sus ahorros como jugador.

El relato de Guillo, como lo apodaron toda su vida, es más que jugoso y desgarrador al mismo tiempo, y sirve como ejemplo para comprender como muchas veces los padres usan a sus hijos para conseguir medios económicos y los propios encargados de la generación de recursos terminan pagando las consecuencias de un mal resultado con golpes recibidos o mismo con una estafa monetaria, como le sucedió al tandilense.

Lo cierto es que durante la entrevista, quien fuese número trece del mundo en el ranking de la ATP, confesó que recibió golpes en sus manos y brazos, que el cinturón de su padre lo vivió en carne propia, que los insultos recibidos lo movilizaron desde que era muy chico y que, luego de todo ese calvario, cuando quiso retirar la plata que tenía depositada en el banco a su nombre por su carrera, tras el retiro, la cuenta estaba vacía y había sido saqueada por su propio padre Raúl.

El rebote de la noticia no tardó en llegar y algunos tenistas, como Mariano Zabaleta, hoy vicepresidente de la Asociación Argentina de Tenis, avaló los dichos y confesó que el padre de Guillermo era realmente un tipo que esta loco de remate.

Hoy, el ex tenista de cincuenta y un años se encuentra en Chile, disfrutando de su nueva esposa y su bebé recién nacido, y alterna su vida con Italia, donde están sus dos primeras hijas, fruto de su primer matrimonio, y donde tiene algunas cuestiones deportivas ligadas al tenis.