El tenista español vivió una semana tormentosa en Madrid con la Copa Davis. La muerte de su padre y la posterior coronación con su equipo son el fiel reflejo de la resurrección del jugador en medio de una semana plagada de vorágine.

Roberto Bautista Agut tuvo una semana complicada y a la vez hermosa en La Caja Mágica de Madrid. en el marco de las Finales de la Copa Davis. Y es que el español coronó la misma con el título y levantando la Ensaladera de Plata, pero antes de eso tuvo algunos vaivenes personales y sentimentales que hacen de la misma siete días muy especiales en la vida del tenista.

El ibérico tuvo que lidiar en los primeros días de competencia con un nivel que no era el mejor dentro de la cancha. Más allá del resultado negativo de la primera jornada, en donde cayó ante Andrey Rublev, lo cierto es que eso no fue lo peor con lo que tuvo que cargar Bautista Agut, ya que en el medio de la competencia, el jugador número nueve del planeta debió retirarse debido a que su padre falleció y se ausentó en los partidos que siguieron, hasta la final.

Allí, reapareció, y como un Ave Fénix que resurge de las cenizas, dio un espectáculo bárbaro de tenis y mostró un nivel tremendo para darle el 1-0 a España ante Canadá, que luego finalizó con el segundo punto en manos de Rafael Nadal y la coronación para la nación ibérica.

De esta forma, la resurrección de Bautista Agut como jugador se enmarcó en una semana muy especial, en la que cualquier ser humano estaría lejos de disputar hechos importantes de su vida y afrontarlos con la hidalguía con la que se lo notó al español. Un verdadero guerrero, con una raqueta en la mano, que fue reconocido como tal por sus compañeros, quienes le dieron el honor de ser el que levante la copa en primer lugar, entendiendo que su momento era ese.

Historias del tenis que deja esta renovada Copa Davis. Lujos que nos invitan a pensar que, a pesar de todo, el deporte es vida y no simplemente un juego.