Rod Laver fue, en el pasado, sin dudas, el mejor tenista del mundo. Si se lo quisiera comparar con alguien de la actualidad, seguramente la mayoría concordaría en que el australiano fue una especie de Roger Federer en la década de los sesenta en la galaxia del deporte blanco.
Y un día como hoy, 10 de septiembre, pero de 1962, cuando en el tenis aún se jugaba de manera no profesional, el gran Laver se consagró campeón del Abierto de los Estados Unidos, hecho que lo llevó a ser, en ese año, dueño del Grand Slam por primera vez en su carrera.
Ganar el Grand Slam significaba consagrarse en los cuatro Grand Slams en un mismo año y Laver consiguió eso no solo una, sino dos veces, ya que luego, en 1969, repetiría los éxitos, pero ya esa vez desdel ámbito profesional, en un circuito armado con similitudes al actual calendario ATP.
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