¿Surgió el heredero?

¿Surgió el heredero?

Tsitsipas tuvo un Abierto de Australia de ensueño. Hilvanó victorias increíbles, venció a Federer en octavos de final pero sintió la presión ante Nadal en las semifinales. Sin embargo, está apuntado, junto con Zverev como el sucesor de los que dominan hoy el tenis. ¿Surgió un nuevo heredero al trono?

El Abierto de Australia no marcó grandes cambios en las posiciones de liderazgo en el ranking mundial, pero las sensaciones que se hacen presentes luego de que Novak Djokovic se haya coronado campeón en el primer Major del año son de aires de cambios en un futuro cercano en el tenis masculino. Es que Stefanos Tsitsipas, el talentoso griego rompió una parte del trípode que domina al tenis en la actualidad e irrumpió en las semifinales del certamen jugando un tenis de alto vuelo.

La historia de Tsitsipas en Melbourne Park será difícil de olvidar para el joven de viente años. Más allá de que ya está establecido dentro de los veinte mejores del mundo desde el año pasado y que haya conseguido algunos triunfos de ronombre la pasada temporada, lo realizado en Australia, en un Grand Slam, con lo que implica la presión de cualquiera de los cuatro Majors para cualquier tenista, es cosa seria.

Tsistipas llegó a Melbourne como el decimocuarto cabeza de serie y quince en el ranking mundial. La lógica en la antesala del cuadro marcaba que su camino se iba a extender hasta la tercera o cuarta ronda, dependiendo de como pueda jugar en esa tercera instancia ante Nikoloz Bahilashvili, de gran nivel en el 2018 y temible rival y, en caso de superar al georgiano, la marcha del griego, seguramente, se detendría en los octavos de final ante el campeón defensor Roger Federer, quien lo había vencido ajustadamente en la Copa Hopman hacía lagunas atrás.

Pero Tsitsipas estaba para más. Él lo creyó. Su equipo de trabajo, también. Y el público fue testigo de esa gesta de Stefanos. Derrotó con autoridad a Basilashvili en la tercera ronda y cuando enfrentó a Federer, no solo que no se achicó, sino que se repuso de un marcador adverso, lo venció en cuatro parciales y dejó a Australia sin la presencia del máximo candidato de los fans.

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El griego, a base de un saque demoledor, una derecha tremenda y perfecta por donde se la mira y un revés exquisito, había superado la prueba de fuego ante la leyenda y se abría camino en el verano australiano. Había que ver, desde ese momento, cuanto afectaba en su cabeza semejante victoria.

El siguiente duelo no fue una dificultad, ya que el español Roberto Bautista Agut poco pudo hacer ante la potencia y la precisión del griego, quien se metía en las semifinales de un Gran Slam por primera vez en su carrera y jugando de manera estupenda. Ahora, la complicación radicaba en cómo enfrentaría un duelo de la estirpe que representaba el de semifinales, ante Rafael Nadal.

Justamente, hasta allí, llegó el sendero del griego. La demanda física y, sobre todo, mental que imponía Nadal era similar a la que requería la que había utilizado ante Federer en octavos de final. Y eso, sin dudas, superó a Tsitsipas. En ese enfrentamiento ante el de Manacor se lo vio disminuido, poco preciso y muy nervioso de a ratos y se fue del Rod Laver Arena en sets corridos.

Sin embargo, la producción de Stefanos abrió el interrogante en Australia entre propios y ajenos. ¿Ha llegado el nuevo heredero al trono que se fueron dirimiendo entre Djokovic, Federer y Nadal en los últimos años y, en menor medida, Andy Murray? ¿Será capaz de soportar la presión de ser un tenista top a partir de ahora?

Lo interesante de estos interrogantes es que son los mismos que los especialistas se realizan con el alemán Alexander Zverev, quien, hasta ahora, se perfila como el verdadero sucesor de los tops, aunque su andar en los Grand Slam siempre resulta a pobre ya que jamás pudo colarse siquiera a una semifinal en ninguna de las cuatro citas más importantes de todos los años y solo en una ocasión pudo clasificarse entre los mejores ocho en este tipo de certámenes. Ahí la pregunta vira el timón hacia la personalidad del alemán en partidos importantes y largos, algo que Tsitsipas sí pudo plasmar ante Federer en esta edición de Australia.

Solo será cuestión de tiempo resolver este enigma. Dependerá, solamente, de los protagonistas. Mientras, el público, seguirá agradecido de que la sucesión, por lo que aparenta con estos dos fenómenos del tenis, está a salvo en un futuro cercano.

El tie-break final de la victoria de Tsitsipas ante Federer y su emoción:


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