El suizo quebró una nueva marca en el profesionalismo: es el primer tenista en ambos sexos en alcanzar cincuenta y cinco cuartos de final en torneos de Grand Slam.

Lo del suizo Roger Federer es una bestialidad, inimaginada en una época donde el desgaste físico va agotando a los atletas a ser deportistas de alto rendimiento durante un tiempo más largo, pero sin poder estar, permanentemente, en la elite. Sin embargo, el gran Roger siempre tiene alguna herramienta o as bajo la manga para destruir estas teorías y demostrar, una vez más, que es, por excelencia, el hombre que vino al mundo del deporte blanco para ser el más grande de todos los tiempos.

En Wimbledon, con su victoria ante el italiano Matteo Berrettini, Federer alcanzó los cuartos de final de la competencia y, con ese logro, llegó a la cifra increíble de cincuenta y cinco participaciones en esa instancia en torneos de Grand Slam, siendo así el primer tenista profesional en tener el privilegio de arribar a semejante número.

Desde aquellos cuartos de Wimbledon en el 2001, cuando venció en octavos a Pete Sampras y dio el indicio que comenzaría su propia era dentro del tenis y de la Catedral específicamente, hasta estos logrados en el 2019, han pasado dieciocho temporadas en las que varió en los puestos de vanguardia y en las que, una tras otra, fue demostrando que se transformó en el hombre que cambiaría el deporte para siempre.

Federer ahora deberá disputar el duelo de cuartos ante el japonés Kei Nishikori y buscará dar un nuevo paso hacia su vigésimo primer título en Grand Slam y el noveno en el All England. Mientras tanto, ya sabe que es, desde ayer, el tenista con más presencias en esta instancia en torneos de este calibre, lo que es, sin dudas, una verdadera ocura en el mundo de los mortales.