El checo jugó en un nivel superlativo en los momentos claves del encuentro y dejó truncas las esperanzas del bonaerense en el Abierto de Australia. De esta forma, ya no hay más argentinos en el torneo masculino.

Partidazo. Show. Cosas imposible. Todas estas características caben para representar lo que fue el encuentro entre Diego Schwartzman y Tomas Berdych, correspondiente a la tercera vuelta del primer Grand Slam de la temporada, el cuál terminó con el checo vencedor en cuatro sets, con parciales de 7-5, 6-3, 7-5 y 6-4, en casi tres horas de juego.

El match comenzó favorable al Peque. Más allá del palo y palo constante al que Berdych lo sometió desde el comienzo, Schwartzman estaba muy fino y trayendo todo lo que recibía desde el otro lado de la red, lo que complicaba las esperanzas del checo en el partido. De hecho, en el undécimo game, consiguió el quiebre para pasar al frente en el marcador y, acto seguido, sello el primer parcial con su saque.

Hasta el 4-3 en favor de Berdych en el segundo set, el encuentro era parejo, pero con una leve ventaja para el argentino. No obstante, ahí fue el primer momento de quiebre en favor del ex top ten: quebró en el octavo juego a su rival y, tras desperdiciar dos set points, cerró el asunto en el tercero por 6-3 para igualar las acciones.

El tercero fue de alto vuelo y gran nivel de ambos lados. Schwartzman siempre tuvo la iniciativa y la delantera en el score, además de poseer varios puntos de quiebre sobre el saque de su oponente para tenerlo contra las cuerdas. Sin embargo, Berdych logró zafar estas situaciones, soltó el brazo en el momento justo una vez más y en el undécimo juego se adueñó del servicio del bonaerense para luego cerrar con el suyo la tercera manga por 7-5.

A partir de ese entonces, los drives y los revés jugados por el checo fueron demoledores. Los plenos clavados en los flejes demostraron el nivel colosal que transitó el ganador en el último set, donde quebró a Schwartzman de manera tempranera y lo obligó siempre a tratar de mantener sus juegos de servicio para quedar con vida, pero no le otorgó ni una sola chance con el suyo, algo que agrandó su figura y fue desgastando lentamente la del Peque, quien, a pesar de tener el asunto cuesta arriba, jamás dejó de luchar ni una sola pelota.

Llegó el décimo juego del cuarto parcial, Berdych sirvió con slice el servicio en el 40-15 y la historia de Schwarztman por tierras oceánicas se terminó con una devolución fallida. El 6-4 final decretó que Berdych avanzara a los octavos de final y que Diego termine su experiencia en Melbourne. Ahora, será tiempo de descansar y recargar las energías necesarias para encarar de la mejor manera la gira latinoamericana de polvo de ladrillo, a disputarse dentro de un par de semanas, y en donde defiende, entre otras cuestiones, el título en el ATP 500 de Río de Janeiro.