El tabú de la masturbación Femenina

¿Por qué se considera un tabú?

Historicamente se ha convertido esta practica de autodescubrimiento en un tabú a lo largo de los tiempos. “Muchas corrientes filosóficas moralistas y religiosas desprestigiaron el placer y aún mas al hacerlo nosotros mismos”. Esto sucedió porque se considera todo lo contrario al sufrimiento.

Cabe destacar que según las creencias religiosas, la única forma de llegar al dios en el que se crea, al paraíso, al mas allá y ser merecedores del cielo y lo que nos espera en la otra vida es a través del dolor. Solo se puede conectar con lo seres superiores si se sufre en la vida, es decir, no disfrutar de los placeres de la vida.

Además, Puentes explica que existe una barrera en cuanto a la permisibilidad entre hombres y mujeres respecto al autoerotismo. “Si un niño se toca y se autodescubre es considerado completamente normal. Algo que no pasa en el caso de las mujeres, ya que si una niña lo hace se entiende como un pecado, como algo sucio”.

Otro aspecto importante es las diferencia entre la vinculación y la libertad sexual de ambos géneros. Para ellos, es mas sencillo conectar sexualmente sin involucrar las emociones, algo que no pasa en las mujeres, ya que “desde niñas nos han enseñado que la sexualidad debe venir de la mano de un sentimiento hacia la otra persona”. Una creencia que debemos dejar atrás.

La palabra masturbación viene del vocablo latín mastrubarí, de “Manu stuprare”, que significa “violar con la mano”.

La masturbación femenina en la historia

Y ahora, un poco de contexto histórico. La masturbación ha estado presente en todos los momentos de la humanidad. De hecho, durante la época victoriana, cuando el médico neurólogo austriaco, Sigmund Freud, realizaba sus estudios, apareció una enfermedad que denominaban histeria femenina.

El supuesto padecimiento no era nada más y nada menos que la respuesta a la represión sexual que vivan las mujeres de aquel entonces. Con el aumento de casos, los medios de la época encontraron un tratamiento para ayudar a estas ‘enfermas’: un masaje en los genitales.

La cura para la afección causaba algo que ellos denominaban “paroxismo histérico” que no era otra cosa que estimular los órganos sexuales femeninos hasta que se producía un orgasmo y así calmar la ansiedad con la que vivían aquellas mujeres. Curiosamente, esta práctica fue la responsable de la creación de los vibradores.

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