La hipertensión es un problema de salud muy frecuente que, sobre todo en el etapa inicial, pasa desapercibido.
Por ello, y para poder actuar a tiempo y evitar riesgos mayores, hablamos sobre cuáles son los factores de riesgo y los síntomas de la hipertensión.
La hipertensión es la presión arterial en un nivel por encima del normal, o dicho de otro modo, cuando la sangre circula con una fuerza mayor a la esperable y a la considerada saludable. Este aumento de presión ejerce estrés en vasos sanguíneos, corazón y arterias, pudiendo provocar problemas cardíacos o daños en otros órganos vitales como el cerebro y riñones. Si bien la presión arterial varía en todo momento, se habla de hipertensión cuando la presión arterial elevada se vuelve constante y un problema crónico.
Cuando se diagnostica hipertensión, habrá que realizar entonces cambios significativos en la dieta y en el estilo de vida. También es probable que, tras la evaluación del profesional, se recete algún fármaco hipotensor.
Si bien la hipertensión puede ser multifactorial y se desarrolla con el paso del tiempo, hay ciertos factores que pueden incidir en su aparición, como el abuso de bebidas alcohólicas y de cafeína, el consumo de ciertos medicamentos o incluso pastillas anticonceptivas, el exceso de sodio en la dieta, el tabaquismo o el estrés crónico, entre otros.
También puede haber una predisposición genética u otra enfermedad o condición subyacente como enfermedad renal, problemas en la tiroides, tumores o embarazo. La edad es otro factor de riesgo, ya que a medida que la edad avanza, también avanza el riesgo de sufrir hipertensión. Así como el peso, el sobrepeso u obesidad también son factores que pueden llevar a a sufrir de hipertensión.
¿Cuáles son las señales de alerta?
Ante cualquiera de estos síntomas, concurre de inmediato al médico: presencia de sangre en la orina, visión borrosa, zumbido en los oídos, mareos y confusión general, falta de aliento, fatiga, dolor de cabeza, sangrado nasal, y dolor en el pecho o latido cardíaco irregular, entre otros.
Lo cierto es que habrá que seguir de cerca siempre la presión arterial y evitar la hipertensión, ya que, con el tiempo, este trastorno puede llevar a otros problemas mayores como pueden ser un aneurisma, un ACV, daño arterial, enfermedades del corazón o renales.
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