Hundidos en la crisis del proyecto inmediato
Sebastián Beccacece y Juan Antonio Pizzi tambalean en sus puestos en solo 10 fechas dirigidas y con menos de 3 meses en el cargo.
Ni Independiente ni San Lorenzo pueden encontrar regularidad. Sin embargo, lo que más preocupa en sus respectivos y convulsionados mundos, son las formas de juego. La crisis los asecha y los próximos resultados se volvieron imprescindibles para su continuidad.
Equipos que no contagian, juegan mal y en consecuencia, pierden. Indiferentemente de ello, El Ciclón fue puntero hasta hace 4 fechas y si el Rojo ganaba sus dos últimos partidos sería potencial puntero, ya que adeuda uno ante Newells.
Claro, en puntos están cerca; donde están lejos es en el campo de juego, lo que genera el malestar de la gente y la impaciencia de los dirigentes que toman decisiones apresuradas; que eligen cambiar y no bancar.
Ayer, luego de la dura derrota en el clásico de barrio, Juan Antonio Pizzi salió a hablar y antes de que le pregunten por su continuidad, se encargó de aclarar que seguirá al mando.
"JUGAMOS UN PARTIDO ESPANTOSO, ME HAGO CARGO COMO MÁXIMO RESPONSABLE"#SuperligaxFOX | Juan Antonio Pizzi, DT de San Lorenzo, habló tras la dura derrota ante Huracán en el clásico. pic.twitter.com/eTj3OLzUWA
— FOX Sports Argentina (@FOXSportsArg) October 20, 2019
Sin embargo, otra derrota acompañada de un rendimiento similar al de ayer ante el Globo, puede ser determinante. El futuro de Pizzi depende pura y exclusivamente de lo que pase ante el Halcón la próxima fecha.
Algo parecido le ocurre a Sebastián Beccacece. El entrenador del Rojo suspendió la conferencia de prensa post derrota con Argentinos. El viernes, Independiente se juega el semestre ante Lanús.
Beccacece, por su parte, se juega el cargo. Pese a que algunos dicen que se iría aunque consiga la victoria, lo cierto es que si Independiente pierde, se queda sin objetivos y sin entrenador.
La urgencia del ganar mata al proyecto. Los directivos se involucran con la vorágine que vive el hincha y elige escucharlos. En medio están los clubes, soportando caprichos de entrenadores y errores dirigenciales.
