El hecho ocurrió en marzo de 1996 cuando la Copa que estaba expuesta en el Westminster Central Hall de Londres desapareció.
Siete días después del robo, un perro llamado Pickles la encontró enterrada en un arbusto mientras paseaba con su dueño por las calles de la ciudad inglesa.
Fue pura casualidad: empezó a ladrar y escarbar hasta que apareció. Así, el animal se convirtió en una celebridad.
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