#SensacionesFPD: Que envidia me genera River

#SensacionesFPD: Que envidia me genera River

Marcelo Gallardo es, sin lugar a dudas, el técnico más preponderante en la historia del Millonario, no sólo por los títulos obtenidos, sino también por implantarle al club su esencia, cosa que a muchos otros les cuesta horrores.

La verdad, habría que ser ciego, o simplemente un abnegado de la vida, para discutir la importancia de Marcelo Gallardo en la historia de River. Desde su llegada, el Muñeco, llenó de noches mágicas a los hinchas Millonarios, haciéndolos emocionar hasta las lagrimas, terminar afónicos de tanto gritar por el equipo, y hasta con las palmas rojas de tanto aplaudir a sus jugadores que dejan todo en la cancha. De 2014 para acá, el entrenador cosechó innumerables títulos, eliminó a Boca en 5 mano a mano, y se coronó campeón de la Libertadores en la cara de su rival de toda la vida.

Si solo mencionamos los puntos anteriores, uno podría decir que son más que suficientes para que le hagan una estatua en la puerta del Estadio Monumental. Pero la injerencia de Gallardo dentro del club va más allá todavía. Logró cambiar el chip de todos dentro de River, y cuando digo todos, realmente es todos. Desde los jugadores, que saben que no pueden nunca rendir al 99%, sino empieza a peligrar su puesto dentro del equipo, como los alcanza pelotas que tienen que estar enfocados en el partido para que el juego se reanude rápidamente. Ni que hablar de los encargados de cuidar el césped de la cancha, que debe mantener siempre un nivel europeo, y los propios dirigentes, que tienen que velar siempre por los intereses del club.

Este cambio no lo hizo de la noche a la mañana, fue un trabajo de hormiga. Poco a poco fue construyendo las bases de una estructura que iba a terminar irguiéndose, hasta convertirse en lo que es hoy. Siete años le llevó, pero lentamente empieza a ver sus frutos. Hoy todos saben como juega River, con que espíritu va a salir a jugar cada partido, con que intensidad va a salir a presionarte, a veces puede fallar, pero el 90% de las veces, no lo hace. No hay un sólo jugador que no esté comprometido al cien por ciento con la causa, el que no lo está, “ahí tenes la puerta”, le diría Gallardo.

Ya nada sorprende mientras esté el Muñeco en el banco, todo lo hace parecer fácil. Hasta jugar sin cambios lo hace parecer normal, que un mediocampista sea arquero durante todo un partido, o hacer debutar un juvenil en el arco en un Superclásico y que cumpla con creces. Se podrá decir que tiene suerte, o que está tocado con la varita, tiene lógica, pero no hay que negar, que siempre tiene un as bajo la manga, y tiene la gran habilidad de usarlo en el momento oportuno.

Ahora bien, este presente maravilloso que muestra River en estos últimos años bajo el mando de Napoleon, es una utopía para el resto de los equipos argentinos. Con tan solo cruzarnos de vereda nos encontramos con Boca, que sufre una marcada crisis de identidad, Russo no encuentra el equipo y por ende tampoco se sabe a que juegan dentro de la cancha. Los nombres del once cambian constantemente, pero el resultado siempre es el mismo, una primavera de 6 o 7 partidos, y una nueva crisis, así no hay quien crezca.

Sumada a esta falta de identidad futbolística en el Xeneize, se suman las internas entre jugadores y dirigentes, que después se terminan “resolviendo” con una foto en redes sociales o una declaración para desviar el tema. Pero Boca hace años que intenta sostener en el tiempo un proyecto y un estilo de juego, que nunca se vio con Arruabarrena, pero que lo había logrado con Guillermo, pero la suerte le fue esquiva en Madrid y tuvo que abandonar el barco. Claramente Alfaro fue salvavidas en el medio del Océano, que duró lo que tenía que durar y si terminaba en buen puerto se iba a festejar. Ahora con Russo se intenta crear una nueva filosofía a raíz de los pibes del club, la MVA que tanto enamoró en los primeros cinco partidos que jugaron juntos, pero que ahora piden cambios de nombres.

En esta semana se vieron las dos caras de una misma moneda. Por un lado, lo que significa la palabra PROYECTO dentro de un club de fútbol, River lo entendió y lo llevó a cabo de la mejor manera. Tuvo que enfrentarse a Boca con equipo alternativo, Leo Díaz (21 años y sin contrato profesional) en el arco, jugadores de la reserva en el banco, por el brote de coronavirus. Perdió es cierto, pero con la dignidad intacta, 72 horas después se enfrentó a Independiente de Santa Fe por Copa Libertadores. El contexto era peor, Enzo Pérez en el arco, dos debutantes en el equipo, y además sin cambios, ganó 2 a 1, consiguiendo una Épica Monumental.

Por el otro lado, Boca, se enfrentó con todos los titulares ante un diezmado River, sufrió pero ganó por penales, sacándose así una espina de los últimos años. La presión habrá hecho pesar las piernas, pero lograron pasar ese obstáculo. Hoy, se enfrentaron a Barcelona en La Bombonera para poder quedar a un paso de la clasificación, no pasaron del empate, y jugando muy mal. Las diferencias son marcadas, tan marcadas que asustan, claramente en un partido único entre ambos puede ganar cualquier, o inclusive el Xeneize podría golear al Millonario con baile incluido. Pero la verdad salta a la luz en casos como estos, River se agiganta ante la adversidad, Boca se esconde y se hace chiquito.

En fin… por estas cosas: Que envidia me genera River.

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