Que el penal no tape el bosque

Que el penal no tape el bosque

Si bien en el día después, se hace mella y se critica el accionar del árbitro en la última acción del partido, hay cosas que no deben olvidarse.

Racing le ganó agónicamente a Independiente. Con mucha polémica es cierto, pero los tres puntos se lo llevo la Academia. El partido parecía que se moría sin emociones pero a un minuto del final, Mauro Vigliano decidió tomar cartas en el asuntos y cobrar un inexistente penal para el equipo de Pizzi. Copetti se hizo cargo y lo cambio por gol.

Ahora bien, todos se quedan con ese invento, la tapa de todos los diarios y en los canales de deporte se habla del “robo” a Independiente. Los mensajes en redes sociales de los jugadores del Rojo apuntando a la AFA y demás, invadieron todos los medios. ¿Pero alguien se paró a pensar en el desarrollo del juego?.

Los de Racing pueden inflar el pecho y decir, “a mi que me importa el trámite si me lleve los tres puntos contra mi clásico rival”. Mientras que los de la vereda de enfrente alegan “¿el desarrollo?, me robaron en mi cara otra vez”. Claramente no vamos a pedir cordura en un fútbol argentino que pocas veces la tiene, pero lo cierto es que el partido fue malo.

Las mismas estadísticas, tantas veces usadas a favor, dicen lo malo que fue el encuentro. Hasta el momento previo a que se ejecutara el penal, entre los dos equipos habían tenido un solo tiro a los tres palos, y acumulaban 27 faltas en los 90 minutos. Por trazar un paralelismo con el clásico español, disputado el mismo día, hubo 7 remates bajo palos, en los cuales no se cuentan los 5 tiros a los palos.

Uno puede decir que esos solamente son números fríos sacados de contexto. Es cierto, la estadística no demuestra nada, pero el encuentro careció de emoción, más allá de toda la carga que conlleva el clásico de Avellaneda. Por momentos, aburrieron, parecía que ambos se conformaban con el empate. ¿Porqué conformarse con el empate? Preguntaría un hincha del fútbol.

Por el contexto que ambos equipos vivían, lo que más le servía a ambos era no arriesgar el partido. Cuidar sus espacios, hacer un partido ordenado e intentar atacar cuando se pueda. Eso mismo, fue lo que hicieron. Los equipos venían de una dura derrota con mucha crítica, por ende, de haber terminado el partido 0 a 0, era un resultado positivo para ambos.

Pero Vigliano tuvo una mala decisión en la última jugada, y decretó un absurdo penal. De esa forma, el árbitro aportó la emoción que le faltó al partido desde el principio. Copetti lo cambió por gol, con una gran definición y mandó a callar a los dirigentes del Rojo. Ahora Racing festeja e Independiente sufre una nueva caída. Pero por favor, que el penal no tape el bosque.

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