Miguel Ángel Brindisi, socio del Diego en el Xeneize campeón de 1981, habló de Pelusa en una emocionante nota con Olé:
“Es que además era mi compañero de habitación. Llegó y era el pibe de oro, después se consolidó como el mejor del mundo. Como era pibe lo querían poner con alguien de experiencia, y yo tenía diez años más que él. Vivíamos concentrados y viajando. El ya noviaba de un tiempito con Claudia.. El no jugaba al fútbol, jugaba a la pelota y era feliz. A la tarde teníamos un descanso y él quería hacer fútbol-tenis. siempre jugar a la pelota. La mayor felicidad de su vida la tenía dentro del rectángulo, fuera del rectángulo jamás voy a dar una opinión”.
“Para mí no murió. Lo primero es que encendió la vida de todos los hinchas de Boca. Diego entraba a la cancha y se llevaba todo: el aliento, la atención… El carisma que tenía era impresionante. Mirá, cuando yo lo recibo en la cancha de Huracán, el club le hizo un hermoso homenaje. Ahí le dije al oído: “Disfrutalo, disfrutá lo de la periferia, recogé todo lo que sembraste, sé feliz”.
“Desgarrado, te jugaba domingo, miércoles y domingo. Una cosa de locos… Cuando llegó de él fue el as de espada, el mejor socio de mi vida en un campo de juego. Esa alegría que él transmitía nos enchufaba a todos, era líder y ganador. Líder en todos los sentidos, no sólo porque pedía la pelota, nos hacía jugar a todos, también fuera de la cancha poniendo la cara por todos. Fue el más grande.”.
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