Comenzó la Copa de La Liga y tiene un asterisco, uno que es cierto que a diferencia de otros torneos, se va rápidamente, el próximo martes cuando River juegue contra Banfield en el Estadio de Independiente.
Fue un papelón, un hecho que marca la desorganización permanente en el fútbol argentino. Tomar los reglamentos para interpretarlos, romperlos y no para cumplirlos. A River no lo avalaba jugar en su predio de entrenamientos, si es cierto que si lo permitía cierta lógica, cierto sentido común y no tener que abonar un estadio en una época sin público en las canchas.
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