Miguel Borja fue, es y sigue siendo el nombre propio que actualmente concentra todas las miradas en Núñez. Fueron días ajetreados para el colombiano: la denuncia por presunto maltrato a sus hijos; la eliminación y los silbidos contra Atlético Mineiro; la banca de la dirigencia con la decisión de ofrecerle renovar su contrato; más la suplencia y el gol frente a Banfield que cortó una larga racha negado con el arco. Y ahora, se suma el hecho de que no podrá jugar en la próxima fecha contra Instituto por haber llegado al límite de amarillas.
Sí, todo eso vivió el delantero de 31 años en el lapso de un puñado de semanas. Y aunque internamente sea un dolor de cabeza para Marcelo Gallardo no poder contar con él para la vista al Guapo de este miércoles por la noche, en el marco de la 21º fecha de la Liga Profesional, personalmente puede ser una pausa necesaria para despejarse y revitalizarse para lo que queda del año.
Todavía con algunos chiflidos de parte del Monumental a raíz del bajón en su performance desde la llegada del Muñeco, Borja saltó a la cancha contra el Taladro y se ganó una tarjeta que lo condenó a la quinta (suspensión). Sin embargo, todo ´valió la pena´ cuando logró desahogarse con ese bombazo que quemó las redes en prácticamente la última jugada del partido. Su festejo, por si había alguna duda, demostró el peso que se sacó de encima por todo lo que vivía transitando.
“A él le hizo bien salir del centro de atención”, comentó Gallardo sobre los motivos de su suplencia el sábado, en lo que terminó siendo un triunfo (3-1) que trajo paz y optimismo de cara a la clasificación a la próxima Copa Libertadores para River. En sintonía con la explicación del entrenador, el parate contra Instituto puede ser otro factor que lo ayude a reencontrarse con su mejor versión; es decir, aquella que exhibió hasta la salida de Martín Demichelis.
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