Sólo 25 segundos tuvo que aguardar Liverpool para contar con su primera oportunidad de gol, de penal. Moussa Sissoko cometió una falta infantil al tocar con la mano y el arbitrp no dudo: máxima pena. Casi que los equipos aún no se habían acomodado y los Reds ya contaban con la opción de adelantarse. Y Salah no dudó: definición fuerte y a un costado para el 1-0.
Con un comienzo así se rompieron todas las especulaciones y se tuvieron que reagrupas ideas y estrategias. De igual manera, los de Pochettino no se pusieron nerviosos y apostaron por su juego: trató de hilvanar juego y comenzar a adelantarse en el campo, con tranquilodad.
Por su lado, los de Kloop se replegaron, sientiendose comodos con la ventaja, y apostaron a la contra. Sabiendose dueños de la escena, contaban con los chispazos de los delateros, con las contras generadas por pelotazos a la espalda de los laterales. Y así transcurrieron los primeros 45: con mucha expectativa pero con poco juego en la realidad. fue un primer tiempo chato con pocas emociones.
El segundo tiempo arrancó más prometedor. Con los Spurs con la obligación de salir a empatar. Y con los Reds con la convicción de demostrar. Por momentos, ambos se despojaron de las presiones típicas de una final y pudieron dar algo más de espectáculo, lejos de los mezquinos primeros 45.
Tottehham fue y fue buscando la heroica. Y Liverpool lo controló, pero sin ser ese equipo hipnótico de partidos anteriores. Kane trató de ser el estandarte. Pero los de Poche se toparon en todo momento con la figura grandísima de Alisson, que aportó 100% de seguridad en todo momento (el gran cambio con respecto a la final pasada en la que atajo Karius).
A tres minutos de cumplirse los 90, fue Origi el encargado de decretar el 2-0 que sentenció la final. Liverpool hizo historia. Liverpool fue campeón, reafirmando un cambio de era en el fútbol.
Liverpool es el dueño del fútbol ¡Salud Campeón!
Fuente: FOX Sports
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