No es una novedad y ya no asombra a ningún consumidor del Mundo Fútbol convivir con los altísimos valores que se manejan en la actualidad en el mercado de pases. Operaciones multimillonarias en transferencias entre clubes poderosos por cifras inimaginables hasta unos años atrás.
La barrera de los 50 Millones de euros que en su momento superaron Hernán Crespo y Luis Figo, y que generó escozor y críticas despiadadas al negocio FIFA, hoy parecen propinas en una mesa que cada vez mueve cifras más obscenas y que parecen ajenas a la realidad del mundo en que vivimos. El quiebre de los 100 millones de euros que significó el pase de Gareth Bale al Real Madrid, envuelto en la sospecha del sobreprecio intencional a un jugador que no ameritaba ser, ni siquiera momentáneamente, el mejor pago del mundo, puso la lupa de la FIFA en el Fair Play financiero.
Por otro lado, la concentración de figuras y presupuestos en manos de algunos pocos clubes europeos polarizó las Ligas y la Champions se convirtió en algo más atractivo que el propio Mundial, en la ya desatada pelea entre Confederaciones. Ni hablar del rompimiento que significó el triplete Coutinho – Dembele – Pogba (los dos primeros comprados por el Barcelona, el restante por Manchester United) estableciendo la friolera de 120 millones de euros como una realidad.
Y luego llegaron Mbappe y Neymar, abrazados por los petrodólares qataríes, saudíes, o de algún emirato paraíso fiscal, y la FIFA se arrodillo. Hoy, ya no extraña que un jugador cueste (que lo valga es otra discusiòn) tanto dinero.
Aquí va un pequeño resumen de los últimos asaltos a los valores de mercado europeo, referenciados desde la emancipación de la UEFA, a la espera de un nuevo cimbronazo que nos haga despeinar.
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