Del Potro jugó en Buenos Aires el que quizás sea su último partido como profesional y cayó ante Delbonis. Fue despedido entre lágrimas y aplausos.
El mítico Buenos Aires Lawn Tennis fue escenario de una jornada increíble el pasado martes por la noche. Es que en el Court Central, en el Guillermo Vilas, Juan Martín del Potro disputó su duelo de primera vuelta ante su compatriota Federico Delbonis, en el cayó por 6-1 y 6-3, en lo que significó un reencuentro gigante con el público argentino.
Delpo había anunciado el pasado sábado que Buenos Aires y Río de Janeiro iban a ser sus últimos torneos antes de rever la situación de su rodilla, que le provoca dolencias constantes. Tras la caída ante Delbonis, en un match en el que se notó incómodo para sus desplazamientos, La Torre de Tandil anunció que, probablemente, esa haya sido su última función.
Envalentonado constantemente por el público local, y hasta ovacionado con aplausos efusivos, entre lágrimas y gritos de pasión, del Potro jugó su último game en el Guillermo Vilas y cayó ante su compatriota, que lo abrazó al finalizar el match y le rogó que no se despidiera del Tour.
Posterior a eso, la gente volvió a ovacionar a Juan Martín, quien declaró ante los micrófonos que se sentía emocionado y alguien que ya había dado todo en el circuito y que sus prioridades ahora irían por otros rumbos, agradeciendo a su familia, a sus amigos y, sobre todo, al público por todo el cariño y la compañía durante todos los años en el profesionalismo.
Tras las palabras, el tandilense se dirigió a la red, colgó su vincha habitual, la besó y se despidió de todos, en un claro mensaje a que aquella noche había dado su última función en una cancha de tenis. Río quedará en la historia, difícilmente esté presente y Buenos Aires será el broche de oro para una carrera más que exitosa.
Al jugador que fue número tres del mundo se lo recordará por muchos logros, entre los que destacan dos medallas olímpicas, una Copa Davis, un Grand Slam en Estados Unidos y un Masters 1000 en Indian Wells. Quizás, tal como reconoció él, el número uno fue la fruitilla del postre que le faltó para tener una carrera perfecta, pero sin dudas, la vida lo premiará como uno de los tenistas más queridos en el Tour, tanto por colegas como por el público mundial, que lo recordará con cada martillazo de derecha que va viajando en los torneos, o mismo en el club, al grito de “Ahí va una de Delpo”.
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