El joven Top 10 confirmó que lo que realizó hace dos temporadas no fue casualidad y en Wimbledon alcanzó su primera final de Grand Slam.

No pudo ser ante Novak Djokovic en la definición, pero el torneo realizado por Matteo Berrettini en La Catedral del tenis fue, sin dudas, una confirmación más de que el tenis italiano, de su mano, estará asegurado por varios años de aquí en adelante.

El Top 10 mundial alcanzó en Wimbledon su primera final de Grand Slam y así confirmó que lo que sucedió en Estados Unidos en el 2019, con la semifinal, más lo producido en Roland Garros esta temporada, donde cayó ajustadamente ante el propio Nole en los cuartos de final, sumado al gran desempeño que viene manteniendo en el Tour, no fue para nada una casualidad, sino una sumatoria de causalidades progresivas.

Los cuatro sets en los que no pudo sobreponerse a Djokovic son una muestra de que lamentablemente no tiene todavía el ímpetu y la clase para superar a los más grandes, pero lo de Berrettini es para comenzar a tener en cuenta, ya que prontamente seguro, dará alguna nueva noticia positiva en torneos grandes o su primer gran batacazo.

Por el momento, lo trascendente en la vida del italiano es que, con apenas veintitrés años, se metió en la historia grande del deporte blanco de su país, ya que consiguió ser el primer tenista de Italia en alcanzar la definición de Wimbledon. Y estará para cuestiones aún mayores en no mucho tiempo más. Solo es cuestión de que se sigan sucediendo las causalidades que lo llevaron a ser un consolidado Top 10.