Ningún jugador albiceleste estará en la segunda semana de competencia del Grand Slam de césped.

Tradicionalmente, el All England Lawn Tennis And Croquet Club fue un lugar excéntrico y plagado de historia, pero parece no ser un buen hospedaje para los tenistas argentinos, quienes, mayormente, no logran cosechar sus mejores resultados en el verde césped londinense y salir prontamente del torneo.

Desde el famoso y épico “el pasto es para las vacas” de Guillermo Vilas es que se pueden trazar muchas historias albicelestes en el suelo de Wimbledon. Y las muestras están claras, ya que la gran mayoría de los tenistas nacionales no hay podido alcanzar siquiera la segunda semana de competencia, y tan solo un par de buenas actuaciones resaltan por encima de los octavos de final.

La final de Gabriela Sabatini en 1991, cuando tuvo match point ante Steffi Graf es la más alta e importante participación a nivel individual de un deportista argentino allí. David Nalbandian con la final del 2002, donde cayó ante Lleyton Hewitt en sets corridos, quedó como el argentino que cosechó el mejor resultado de todos a nivel masculino y la semifinal de Juan Martín del Potro en 2013 quedó en un segundo lugar en consideración.

En esta oportunidad, todos los representantes argentinos quedaron lejos de ser parte importante de la competencia. Solo el asomo de Diego Schwartzman, quien peleó de igual a igual con Marton Fucsovics en la tercera vuelta, antes de ceder en cuatro parciales, fue lo más trascendente para destacar.

Será momento necesario que, a pesar de tener pocos eventos profesionales en el año, los argentinos preparen el Tour en esta superficie de mejor manera, sino las derrotas se seguirán repitiendo y solo podrán competir de igual a igual en terrenos favorables, como el polvo de ladrillo y el cemento, en ese nivel de importancia.