Hace nueve años, ambos austriacos se midieron en la primera vuelta del ATP 500 de Viena, donde la victoria quedó para el joven Dominic en sets corridos.

La historia parece increíble pero es real y es que Dominic Thiem y Thomas Muster se midieron hace nueve años en la primera vuelta del ATP 500 de Viena, donde la victoria quedó en manos del joven Domi, en sets corridos, con un socre final de 6-2 y 6-3, y en el que la historia que rodea al choque es más que elocuente para, tantos años después, poder reafirmar que aquello fue la herencia recibida.

Muster fue un número uno del mundo en la década de los noventa. De hecho, el zurdo especialista en polvo de ladrillo fue el único tenista de su país en alcanzar esa posición y fue, hasta la llegada de Rafael Nadal al Tour, el tenista que más cerca había estado de arrebatarle tantos récords al invencible sobre tierra batida, Guillermo Vilas.

No obstante, todo pasa, y el tiempo, también. Muster tuvo en ese 2011 una especie de Tour despedida, que finalizaba con el ATP 500 de Viena. En la primera vuelta le tocaba un apenas desconocido y muy joven Thiem, quien estaba por comenzar a dar sus primeros pasos en el circuito. El partido, si bien era complicado para el gran Thomas, se vaticinaba una mejor performance, pero Thiem brilló y fue reconocido por la leyenda tras el match.

El público, desde las tribunas no dejó de aplaudir cada acierto de Thiem, y vieron en él una gran promesa. Lo que nadie imaginó es que, nueve años después, se puede analizar aquel match como la herencia recibida por Thiem de parte de Muster, quien le dejó su gran legado y ahora, con algunos años en la cima del Tour, Domi estaría a punto de cumplir.

Tres del mundo, campeón de Grand Slam y finalista del Masters por segundo año consecutivo, los logros de Thiem están muy cerca de llevarlo a la gran proeza, la de escalar hasta lo más alto del ranking y ser el segundo tenista de su país en lograrlo, todo será cuestión de tiempo.