El austriaco se consagró en Nueva York tras remontar un partido casi imposible ante Zverev y coronó su primer título de Grand Slam tras tres intentos fallidos. La final fueron cinco sets para el infarto.

Ni dos sets y un break en contra pudieron con la gloria y Dominic Thiem festejó su primer Grand Slam en el Abierto de los Estados Unidos. Es que el austriaco derrotó a Alexander Zverev por 2-6, 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6 (6) en la definición de Nueva York y así se quedó con su primer trofeo de Grand Slam, tras haber caído ya en otras tres finales de este tipo de eventos en el pasado. Si bien su posición en el ranking no cambiará, el tenis, desde este domingo, posee una nueva estrella en su máximo firmamento.

La historia, tal cual relata la primera frase de esta nota, no comenzó para nada sencilla. Zverev hizo todo bien durante dos sets y un par de games. El Principito alemán se había adueñado de los dos primeros parciales por 6-2 y 6-4, y en el inicio del tercero se había adelantado por 2-0. Si bien faltaba más de la mitad del set, todo hacía prever que la definición terminaría en abrir y cerrar de ojos.

No obstante, allí apareció el fuego sagrado de los campeones y Thiem comenzó a remontar el asunto y a pelear por hacer la épica: llevar el encuentro al quinto parcial y dar vuelta la historia. Así se llevó el tercero con un quiebre clave en el décimo juego para cerrar por 6-4 y luego en el cuarto, con otro quiebre más en el octavo juego, para definir en el noveno por 6-3.

Todo se definió en el quinto. El set de los vaivenes, de las emociones. Thiem pegó primero, Zverev se recuperó y hasta sacó una luz de ventaja para colocarse 5-3 y sacar ara partido. El tres del mundo devolvió favores y llevó el asunto al tie-break, donde los temores aparecieron de ambos lados, aunque se capitalizaron de ambas maneras: mientras Thiem le pegaba a todo lo que podía pegarle para no pensar demasiado, la mano de Zverev se achicó a punto tal de que los pensamientos lo invadieron de más, y esa, quizás, fue la clave del resultado final.

Con un 8-6 definitivo, tras desperdiciar dos match points en el 6-4 del tie-break, Thiem festejó su primera corona de Grand Slam y el merecido título que ya se le había negado en tres ocasiones: Roland Garros 2018 y 2019 y Abierto de Australia 2020. Y si bien no mejorará en su ranking mundial, lo cierto es que, en el mundo de elite y de historia del tenis, el Salón de la Fama, dese este domingo, sumará una nueva estrella a su interminable lista de jugadores prodigios.