Ambos torneos se disputan en el país del norte, donde los casos de COVID-19 son moneda corriente y en el cuál la cantidad de infectados asusta cada vez que se ve la cifra.

El tenis en los Estados Unidos vive momentos de incertidumbre y ansiedad. Y no es para menos. El calendario marca que los torneos profesionales deberían estar por comenzar en el país del norte y lo que asusta, de sobremanera, es la cantidad de casos positivos que se siguen multiplicando día tras día en el territorio, razón por la cual, tanto Washington como el Abierto de esa nación, peligran en su disputa.

Ambos eventos fueron programados en la vuelta al ruedo de la actividad profesional en el mundo de la ATP, no obstante, fuentes cercanas a los organizadores de ambas competencias coinciden en que el peligro crece día a día, debido a que los casos positivos por COVID-19 no cesa en su suma día tras día, por lo que las condiciones, más allá de que haya protocolos estrictos que cumplir, pueden verse afectadas ampliamente por el virus circulante.

Lo cierto es que esta semana será clave para definir que sucederá tanto con el ATP 500 como así también con el segundo Grand Slam de la temporada. Por el momento, la participación de las grandes figuras, en ambas competencias, no está confirmada al ciento por ciento, razón que hace aún más difícil la realización de las mismas, desde el lado de espectáculo de elite.