Por la cuarta ronda de Miami en el 2004, Calleri jugó uno de los mejores partidos de su vida y derrotó a Agassi en sets corridos para meterse en los cuartos de final.

Cuando la gente escucha hablar de tenis y se oyen historias de La Legión Argentina hay que recomendarles a todos ellos, sinceramente, que paren un segundo lo que están haciendo y oigan esos relatos, porque lo producido por toda esa camada de argentinos, sin lugar a dudas, fue algo increíble, histórico y hasta quizás irrepetible por muchísimo tiempo.

Es que los jugadores, unos a otros, se motivaban con el de al lado y siempre, alguno de ellos, era la nota de la semana, sea cual fuese el evento. Y vaya si hay partidos épicos para rememorar que hoy no hará falta recurrir a un archivo sobre el polvo de ladrillo, ya que la epopeya que se contará a continuación se dio en el Masters Series de Miami del año 2004, en Key Biscayne, cuando Agustín Calleri derrotó a puro bombazo a Andre Agassi.

El Gordo de Río Cuarto era uno de los fieles representantes de la camada de tenistas argentinos que todas las semanas daban la nota en algún evento ATP y en esta ocasión, luego de la Gira Latinoamericana sobre polvo de ladrillo y el primer Masters Series en Indian Wells, viajó a Miami para poder sumar algunos partidos y ritmo de juego de cara al duelo de Copa Davis que se avecinaba ante Bielorrusia, por los cuartos de final.

Y el Gordo, cada vez que estaba entonado, era una tromba. Y nadie lo podía parar. Se abrió camino en el cuadro hasta la cuarta ronda donde lo esperaba uno de los favoritos del público local, el Kid de Las Vegas, Agassi, quien era el cinco del mundo y buscaba allí un nuevo título para su vitrina. De hecho, lo que buscaba el norteamericano era más que eso, ya que había levantado el trofeo durante las últimas tres temporadas antes de aquel match.

Pero Calleri no perdonó y de entrada empezó con los bombazos de derecha y de revés. Lo único que se escuchaba desde esa raqueta eran palazos limpios y el Gordo era una máquina de tirar y tirar. Las líneas parecían sus amigas, ya que pelota que iba dirigida cerca de ellas, era buena, siempre. Así, en un rato, se llevó el primer set por 6-2 y todo pintaba para baile del argentino.

Del otro lado, no había que olvidar que estaba Agassi, ex número uno del mundo y uno de los tenistas más importantes del planeta y de la historia del deporte. Poco a poco, el nivel del local levantó y el segundo set se fue a un tie-break, luego de que el argentino primero tuviese la ventaja de un quiebre a su favor y después haya tenido que levantar un set point en contra con su servicio cuando sacó 4-5.

Ya en el desempate, la historia volvió a ser similar a la primera manga y Calleri, pelota que tocó, pelota que fundió y “partió al medio”, como se dice en la jerga criolla. El match cerró con una doble falta de Agassi para decretar el 7-2 de ese desempate en favor de su rival y así ceder el trono a un nuevo tenista.

Lo que estaba claro es que esa había sido, sin lugar a dudas, una de las mejores producciones del cordobés, quien era un gran jugador sobre polvo de ladrillo, pero que en otras superficies no podía marcar su importancia y su potencia, aunque aquella tarde todo fue redondo para él y solo puede compararse su nivel con el exhibido ante Juan Carlos Ferrero en las semifinales de Copa Davis en el 2003 en Málaga, donde también molió a palos al Mosquito, o la noche que lo fulminó a pelotazos a Lleyon Hewitt en el Abierto de los Estados Unidos, en el 2007.

A continuación, dejamos el video del día en el que los bombazos de Córdoba invadieron el court central de Key Biscayne y destronaron a Agassi de un reinado que parecía eterno: