Si bien el fanático del tenis relaciona a Suiza con la imagen de Roger Federer, lo cierto es que en la segunda década del Siglo XXI apareció en el deporte blanoc un tenista de esa región tan trascendente como el ex número uno del mundo, que no llegó a concebir la misma cantidad de títulos que el Gran Roger, pero que gracias a su gran mano en este deporte consiguió tres títulos de Grand Slam y alcanzó el número tres del ranking y él es Stanislas Wawrinka.
Stan The Man forjó, a través de una ductilidad única un tenis férreo y exquisito que todo tenista en el mundo deseó no cruzárselo del otro lado de la red, a punto tal que derrotó a Novak Djokovic en la final de Roland Garros 2015 y el Abierto de los Estados Unidos en el 2016 y a Rafael Nadal en la definición del Abierto de Australia del 2014, en lo que significaron sus tres títulos de Grand Slam.
No obstante, Más Tenis, más allá de recordar sus logros, lo que intentará analizar en estas líneas es su revés desde un ángulo técnico, teniendo en cuenta que su ejecución sale de lo normal y lo estipulado convencionalmente. Wawrinka utiliza el mismo de un modo un tanto peculiar, que sale de la norma en su ejecución. A diferencia de tenistas como Federer, Gastón Gaudio o mismo Richard Gasquet, por citar algunos ejemplos de ese golpe empuñados a una mano, lo realizado por Stan es bastante diferente, ya que en su forma de impacto, el suizo le imprime un efecto increíble desde abajo hacia arriba, pero en forma un tanto diagonal, dándole a la bola un efecto que se aplica en casi todas las cuerdas verticales de la raqueta y saliendo del impacto en seco y de lleno que suele utilizarse para ejecutar el mismo.
Si bien nio tiene nada de malo, su modo no es convencional, ya que requiere de mucha aceleración en la muñeca en el momento del impacto, lo que hace del mismo algo casi imposible de lograr por los simples mortales. Como se analizó previamente en el texto, es distinto a los golpes ejecutados por Federer, Gaudio o Gasquet, quienes atraviesan la bola en el momento del impacto y sueltan la muñeca sobre el final, a diferencia de Wawrinka, quien pone la raqueta casi apuntando al piso y sale hacia adelante con una aceleración de muñeca única e irrepetible, para lograr el Top Spin necesario y así lograr que la bola no solo pase la red, sino que después logre acelerarse aún más en el momento del pique, haciendo de la ejecución algo muy similar al drive de los jugadores especialistas en polvo de ladrillo.
Podría decirse que la empuñadura es lo que hace el revés de Wawrinka una exquisitez y lleva a que su ejecución se pueda llevar a cabo, teniendo en cuenta que es más pasada que la del resto de sus colegas y es lo que le provee ese tipo de efecto, incontrolable una vez que pica y que muchas veces le sirvió para abrir la jugada o mismo para definir el punto con ángulos imposibles.
Lo cierto es que su golpe es único en el mundo y desde Más Tenis no logramos más que maravillarnos como todo fanático del tenis con su ejecución, admirando al mismo y a su ejecutor.
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