El alemán, seis del mundo, está teniendo un año más que irregular y en muy pocos torneos puede demostrar su chapa de candidato y favorito. El hermano menor de la dinastía Zverev está viviendo una meseta en este 2019.

Alexander Zverev es, sin dudas, el mejor jugador de Alemania de los últimos años. Una potencia como la europea, en la cuál se pueden hallar grandes jugadores históricos como Boris Becker, Michael Stich, por nombrar algunos en hombres y, sin dudas, Steffi Graf en mujeres, tiene en el hermano menor de los Zverev un diamante en bruto con apenas veintidós años, y que ya supo explotar en el Tour de la ATP durante las púltimas dos temporadas.

Sin embargo la realidad de Sascha en este 2019 parece una meseta, en donde los resultados y la confianza no lo acompañan y parece ser un jugador más del montón, lejos de esa candidatura natural que le da ser Top 10 en cualquier evento de la ATP.

Zverev, quien supo ser número tres del mundo, y es dueño de once títulos a nivel ATP, está lejos de ser el que fue apenas unos años atrás. Desde el 32017, cuando irrumpió con todo en el Tour, parecía que el alemán sería una trompa y se llevaría todo puesto en el circuito. Avales sobraban, sobre todo luego de haber ganado los Masters 1000 de Roma y Canadá en el 2017 y, sobre todo, luego de haber triunfado el pasado noviembre en la Copa de Maestros, venciendo a Roger Federer y a Novak Djokovic en su camino al título.

El escenario para este año no podía ser ,mejor, sin embargo, la realidad marca otra cosa y Sascha está, sin dudas, transitando el peor año desde que llegó a la elite del tenis. Con apenas un título menor conquistado en lo que va del 2019, en Ginebra, el alemán sigue descendiendo en el raking mundial y aún se sostiene en el grupo selecto de Top 10 gracias a la conquista de Londres del año pasado, donde defiende 1300 unidades y para la cuál, todavía, no está clasificado.

Un puñado de victorias con casi igual cantidad de derrotas lo depositan lejos de ser favorito extremo en los torneos donde se presenta y muestra de ello es que, como grandes resultados en el año, contabilizando participaciones en Masters 1000 y Grand Slams, lo máximo alcanzado por el teutón fueron los cuartos de final de Madrid y de Roland Garros, hace ya más de cuatro meses atrás.

La meseta está en evidencia. El nivel demostrado en momentos claves es pobre para un jugador de elite como Zverev y es casi una crónica anunciada su salida del Top 10 en los próximos meses. Habrá que esperar a que su confianza realce en la etapa final del año, donde Europa recibe al Tour bajo el techo de sus inmensos estadios. Por lo pronto, lo claro es que Sascha ya no es el que era y que deberá reinventarse para volver a ser el que alguna vez fue.