Milos Raonic es uno de los apuntados cada vez que comienza la temporada de césped a pelear por cosas grandes. Su juego basado en un potente saque, una derecha fulminante, una buena volea y un slice exquisito lo hicieron llegar a ser el finalista de Wimbledon en la edición del 2016, en la que eliminó a Roger Federer en semifinales y lo catapultaron a ser el tercer tenista en el mundo.
Hoy, lejos de aquella realidad, intenta poco a poco volver a ser el que fue hace un par de temporadas atrás. Y en Stuttgart, en el césped alemán, tras dos meses de inactividad, el canadiense se cargó al francés Jo-Wilfred Tsonga, ex Top 10, en la segunda ronda por 6-4, 6-7 (5) y 7-6 (1) y se metió en los cuartos de final del ATP 250 en la previa del tercer Grand Slam del año.
Ahora, por un lugar entre los mejores cuatro de la competición, Raonic se medirá ante el húngaro Marton Fucsovics. En el historial entre ambos, Raonic lidera la serie por 1-0, con el único antecedente en Stuttgart el año pasado, en ronda de octavos de final y con una victoria en sets corridos.
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