Más allá de que el duelo de cuartos de final ante Djokovic marcó la eliminación del argentino en tierras italianas, su funcionamiento durante todo el torneo fue ampliamente positivo, con un nivel superlativo de tenis y de movilidad.

Juan Martín del Potro está de nuevo en el foco de atención, pero no por sus problemas para competir, sino por todo lo contrario y es que el tandilense en el Abierto de Roma, la semana pasada, demostró estar a la altura de cualquier otro tenista de gran estirpe y jugando a un nivel de tenis muy alto, lejos de la impresión que dejó en Madrid, lo que hace prever que los problemas en la rodilla parecen cada vez más difusos en el tiempo y que las alegrías deportivas y emocionales no tardarán en llegar para el argentino.

Con una excelente victoria ante el belga David Goffin en la segunda ronda y una buena impresión dejada en su éxito ante el noruego Casper Ruud en los octavos de final, Delpo se disponía a enfrentarse a Novak Djokovic en los cuartos de final, en un partido que no solamente no lo tenía como el favorito y hacía olfatear una cómoda victoria del serbio en la previa, sino también que implicaba una prueba de fuego para su rodilla, su juego y su confianza debido a la gran inactividad que sufrió durante todos los meses que estuvo parado por sus problemas físicos.

Lejos de ser un encuentro fácil para el serbio número uno del mundo, del Potro se le plantó de igual a igual desde la primera pelota y doblegó a Nole por todos los espacios de la cancha. Hasta el 6-4, 6-6 y 6-4 a favor en el tie-break del segundo parcial, el argentino estaba jugando un partido increíblemente perfecto desde todos los análisis: tenístico, físico, mental, emocional. Había hecho todo bien y allí cometió un pequeño error, en ese match point a favor con su saque en el desempate, que lo hizo resurgir a Nole, darle algo de aire, el set y, a la postre, el partido.

De nada sirvió el resultado hasta ese momento, pero algo quedó claro gente: Juan Martín del Potro está de nuevo en el ruedo y en Roma volvió a rugir como en sus mejores tiempos. Los fantasmas de la lesión en la rodilla parecen estar cada vez más lejanos en el olvido y lo que se acerca ahora en el calendario, con Roland Garros a la vista en primera instancia y Wimbledon en segunda, serán, sin dudas, los objetivos máximos del lungo tandilense, ese que, una vez más, está demostrando haber resurgido de las cenizas.