El santiagueño habló con La Nación hace algunos días y mostró el lado oscuro del tenis y las apuestas deportivas desde su experiencia propia y sus vivencias personales. El crudo relato hace que varios abran los ojos y estén alertas sobre la posible corrupción que pueda llegar a existir en el mundo deportivo.

Marco Trungelliti es un santiagueño que, a los vientinueve años de edad, vive del tenis entre los cien y los doscientos mejores del planeta. Elegido varias veces como sparring para Copa Davis y ganador de algunos torneos Challengers de gran estirpe, el tenista argentino habló de la corrupción existente en el tenis y el mundo de las apuestas deportivas desde su vivencia personal.

En diálogo con La Nación y a través del colega Sebastián Torok, las cuestiones que narró Trungelliti asustan y alertan a propios y ajenos a que se detecten a tiempo varias de estas artimañas para que no proliferen y los deportistas puedan ejercer su labor de la mejor manera, sin sufrir aprietes y condicionamientos a la hora de jugar.

Entre otras declaraciones a destacar de Trungelliti, vale la pena detenerse en varias que hacen ruido y provocan que, lamentablemente, haya rispidez en el circuito entre jugadores del mismo país, en este caso, en Argentina.

Lo primero para remarcar de las declaraciones del santiagueño fueron las cifras que los lobistas de las casas de apostadores les ofrecen a los tenistas por dejarse perder un partido oficial y al escuchar las mismas, asusta: “Por un Partido de Future, te dan cerca de U$S 3.000, por uno de Challenger aumentan hasta U$S 15.000 y por uno de ATP pueden rondar entre los U$S 50.000 y U$S 100.000”.

Está claro que verlas plasmadas de esa manera y escucharlas, quizás haga tambalear a más de uno, aunque no fue el caso de Trungelliti, quien denunció el hecho ante la TIU (Tennis Integrity Unit), encargada de frenar las apuestas deportivas en el mundo del tenis.

Tras realizar la denuncia y corrido el tiempo, a Trungelliti no volvieron a contactarlo, sin embargo, tuvo la desdicha que, en el juicio a Nicolás Kicker, Federico Coria y Patricio Heras, todos tenistas compatriotas del santiagueño, lo obligaron a prestar testimonio y presenciar el mismo vía Skype. “Yo no sabía que ese juicio existía y tuve que participar. Fue muy feo porque los abogados de los chicos expusieron que yo estaba allí en relación a que si los demandaba recibía un perdón de la TIU. Hasta uno de ellos llegó a decir que yo le tenía bronca y que por eso lo denuncié. No hay nada más falso que todas esas acusaciones”, sostuvo Trungelliti, quien luego añadió: “Lamentablemente yo denuncié a una persona mediante una captura de pantalla en la que se ve el nombre de esa persona que me había contactado para intentar sobornarme y que sabotee mis partidos. La captura venía acompañada con el número de teléfono desde el que había salido el mensaje y cuando la TIU comenzó a cruzar datos, ese teléfono coincidía con los teléfonos de ellos, que seguramente habían sido contactados por la misma persona”.

Ahora, el santiagueño explotó y contó su verdad y más allá de blanquear este hecho de manera pública para que se haga eco y que se empiecen a tomar medidas sobre el caso de manera urgente, expresó su malestar cuando viaja al país, ya que siente que sus colegas lo dejan de lado o le hacen caso omiso cuando les pasa cerca porque consideran que vendió a los otros en ese juicio de abril de 2018. “Mi cabeza es una fogata, estoy quemado. Desde que llegué que prácticamente no duermo. Siento que si miro mal un poco a uno me quiere cagar a piñas. No soy ni topo ni buchón. No aguanto más”, sentenció el tenista de veintinueve años.