Si bien no fue campeón, las semifinales alcanzadas por el uruguayo fueron un viento de aire fresco en la previa a Roland Garros.

Nunca den por muerto a un jugador sudamericano, Y mucho menos a uno como el uruguayo Pablo Cuevas. En Ginebra, con poco ritmo tras algunos malos resultados en los torneos previos de la gira, Cuevas resurgió de entre las cenizas y alcanzó las semifinales, antes de ser derrotado allí por el canadiense Denis Shapovalov.

La historia de Cuevas en el evento suizo no es solo por el logro de las semifinales, sino por lo previo y la semana vivida allí desde bien temprano. Cabe mencionar que el uruguayo no venía cosechando buenos resultados en el Tour europeo de polvo de ladrillo, pero Ginebra fue, claramente, un quiebre esencial.

Desde la Qualy, ingresó al Main Draw y ya en la primera vuelta consiguió un triunfo épico ante el semifinalista de Roma el gigante estadounidense Reilly Opelka. Luego, en forma consecutiva, venció a Arthur Cazaux y al número veinte del mundo, Grigor Dimitrov, para así ser parte de los mejores cuatro, antes de sucumbir en la semifinal ante el canadiense Shapovalov, quince del planeta.

El premio para el uruguayo, en la previa de Roland Garros, es que, con el resultado obtenido, se aseguró la vuelta al Top 100 mundial, alcanzando este lunes el puesto número noventa y uno del escalafón.